El ‘Apache’ admitió que pone en juego su apellido y su reciente carrera como DT al asumir el desafío del Rojo, que está en zona de descenso con Huracán y Colón.
Ni Carlos Tevez ni Independiente tienen tiempo que perder. El Apache agarró a un Rojo en llamas, en zona de descenso (junto con Huracán y Colón) y tiene 13 fechas de la Copa de la Liga Profesional por delante para zafar y asegurar la permanencia en la máxima categoría con un equipo que no pudo conseguir una idea definida de juego en todo el año. La primera «final» será este domingo a las 19:00 ante Vélez, un rival directo en la puja del fondo de la tabla general. Será como local en un estadio LdA-Ricardo Enrique Bochini que alentará, pero que al mismo tiempo exigirá seguramente ver otro semblante sobre el césped.
Carlitos tendrá apenas cuatro entrenamientos para su debut en su segundo ciclo como entrenador tras su paso por Rosario Central. Muy poco. Pero no hay excusas. Aceptó este enorme y difícil desafío con todas las cartas sobre el paño. Y puertas adentro repite que está convencido de que logrará enderezar el rumbo de este Diablo torcido hace rato.
De antemano tenía hecha una radiografía del plantel, algo que sorprendió a la dirigencia, y en estas horas iniciales al mando apunta a trabajar lineamientos específicos, bajar un mensaje bien directo y darle a sus hombres las herramientas para que empiecen desde este fin de semana a cambiarle la cara a un Rey de Copas que hace mucho anda con la corona deslucida.
El factor anímico
Es lo primero que apunta a levantar Tevez. No tuvo reparos en decir en su presentación que se encontró con un plantel «golpeado». Y es lógico ya que el equipo carece de una identidad desde la época de Julio Falcioni. Ni Leandro Stillitano, ni en el corto interinato de Pedro Monzón ni con el Ruso Zielinski se encontró la brújula.
El flamante DT rojo trabaja ya en este aspecto primordial. Devolverles la confianza perdida, brindarles seguridad y dejar en claro que con él todos arrancan desde cero y serán observados en cada entrenamiento. Depende de cada uno ganarse la oportunidad. Había pibes, por ejemplo, que tenían intenciones de buscar otro destino ya no venían teniendo lugar y ahora tienen la motivación renovada.
La competencia interna se retroalimentará y eso elevará los rendimientos individuales. Carlitos quiere a todos metidos y convencidos de que se puede mejorar y salir del pozo futbolístico en el que se encuentran. La recuperación del ánimo es el primer paso.
Intensidad y presión alta
Pretende así sacar un plus sostenido en el compromiso y en el coraje porque es prácticamente imposible inculcarle una idea de juego a un plantel en cuatro días. Mucho menos a este Independiente aturdido y desorientado. Por eso, suplirá esa falta de juego con garra y corazón y una presión alta para buscar una recuperación de la pelota lo más lejos posible del arco de Rodrigo Rey.
Equilibrio entre experiencia y juventud
En Central promovió a varios valores de la cantera. La idea en el Rojo es poder hacer lo mismo si el contexto lo permite. Sin embargo, sabe que necesita mayor experiencia. Por eso insiste en la llegada de Carlos Izquierdoz (34 años) para la defensa y también puso la mira en Lucas Colitto (29), extremo zurdo de Barracas Central. Y la dirigencia ya inició gestiones por ambos.
La cinta no cambia de brazo
Esto, por un lado, significa revalidarle la confianza al mediocampista que fue su compañero en Boca y, al mismo tiempo, enviar un mensaje al vestuario y advertir que su llegada no significa que cambiará absolutamente todo de la noche a la mañana.
Marcone no viene teniendo un buen rendimiento y en el último partido de Zielinski salió silbado por el público. El técnico nuevo intentará recuperarlo porque es un referente y lo necesita en este ciclo incipiente.
Absorber la presión
De local, el estadio suele ser una caldera ante los malos resultados y los insultos vuelan para todos, algo que tensa el ambiente al máximo. «Que me puteen a mí», pidió Carlitos ante las cámaras para tratar de cargar sobre sus espaldas la responsabilidad mayor.