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10 noviembre, 2024

Pitty, la numeróloga, tras el escándalo del Banco Nación: «Ahora tengo 600 personas en lista de espera»

«La angustia me duró cinco minutos, porque la explosión que tuvo la noticia de mi trabajo para el Banco Nación me desacomodó un poquito, me ensuciaron, me denigraron y por un instante pensé que todo el esfuerzo realizado en mi vida podía desplomarse… Pero cuando rápidamente me di cuenta de que yo no había hecho nada malo, reviví y retomé la normalidad, que es la vida a full. Estoy tapada de trabajo, no paro un segundo, apenas tengo tiempo de poder tener esta conversación con vos».

Como si fuesen nombre y apellido, Pitty la numeróloga, fue trending topic en las redes sociales durante los últimos días y se la mencionó día y noche en diarios y noticieros.

Ella se ríe porque «este sacudón personal que me puso en el ojo de la tormenta me significó que 600 personas se interesaran y quieran mi servicio. Están en lista de espera, ya veremos. Si bien soy muy conocida en el medio, esta efervescencia no la había experimentado nunca».

A mal tiempo, buena cara... Pitty, en su local de velas en Las Cañitas. A mal tiempo, buena cara… Pitty, en su local de velas en Las Cañitas. «Estos sacudones sirven para aprender… Nunca más una institución del Estado», asegura.Verónica Laura Asad (46), conocida como Pitty, es una vidente y numeróloga mediática que cosechó popularidad gracias a sus clarividencias. Se ha codeado con el jet-set, celebrities, empresarios y el mundo político, y acaba de salir a la luz que fue contratada por María del Carmen Barros, gerenta general del Banco Nación que preside Silvina Batakis, ex ministra de Economía del actual Gobierno.

Después de una reunión mano a mano en la que Barros se sintió atraída e interesada, Pitty arregló una remuneración de la que se hizo cargo el banco. «Yo hasta bajé mis honorarios porque para mí era muy importante tener como cliente al Nación», confiesa la especialista.

En las últimas horas, el fiscal federal Guillermo Marijuan imputó a Batakis y a Barros por la contratación de la numeróloga, y también de familiares en la entidad bancaria. El funcionario acusó a a Batakis y a Barros por los delitos de incumplimiento de los deberes de funcionario público, defraudación contra la administración pública por administración fraudulenta y peculado.

Sobrenombre que arrastra desde el jardín de infantes, cuando así la bautizó su hermano, Pitty comenta que trabaja doce horas por días en su oficina de Las Cañitas, desde donde dialoga con Clarín. «Me guardé un poco, no quería exponerme más ni hacer una cadena nacional, necesitaba pensar, reflexionar y creo que todo lo sucedido me tiene que servir para aprender«, dice de arranque.

Y admite sin pudor: «Me halagó, me ilusionó que el Banco Nación se fijara en mí y me contratara… Yo no pregunté quién se iba a hacer cargo de la factura, no soy policía para andar preguntando quién era la persona, a qué partido político pertenece o quién la iba a pagar… Qué sé yo, qué me importa, a mí lo que menos me importan son los partidos políticos, me chupan un huevo todos estos, ninguno me da de comer«, levanta temperatura.

Jura que nunca imaginó tamaño revuelo. Y desliza una respuesta a una pregunta que no hubo. «Nunca más una institución del Estado. Ni en pedo. Seguiré caminando por este sendero que vengo construyendo hace 20 años como numeróloga, una carrera que hice con pilares innegociables: laburo, estudio, honestidad y transparencia».

Un tanto sensibilizada, comparte que tuvo cientos de llamados de periodistas que quieren su testimonio pero dejó stand-by por falta de tiempo, sin embargo se pregunta y cuestiona por qué «todavía no vi ni una nota que le hicieran a la señora Barros, todavía no vi una foto de esta señora en los portales de los diarios. A mí me volvieron loca, ¿cómo puede ser, qué están esperando? No lo entiendo, ¡tanto miedo le tienen! ¿Por qué no van y le ponen el micrófono a ella, como lo han hecho conmigo?».

«Soy una mujer preparada, estudiosa, soy docente, tengo once libros escritos, no soy una chanta que quiere acomodarse por ahí», hace saber la numeróloga.Intenta cambiar de tema Pitty, quiere dejar atrás el escándalo que la llevó puesta, pero retoma, es más fuerte que ella. «Estoy convencida de que actué como corresponde, no tengo nada que esconder, pero igual la ligué de arriba, porque hay una confusión entre lo que se informa y lo que recepciona la gente de a pie. Yo soy Pitty la numeróloga, pero soy una mujer estudiosa, que se ha formado… Soy coach, docente de nivel terciario, escritora, tengo once libros publicados, soy oradora y estoy estudiando una técnica nueva de biodecodificación a través de los números. ¿Eh? No soy ninguna improvisada».

Embalada, locuaz, quizás necesitada de hacer catarsis, desembucha: «Esto que me sucedió fue desprolijo y abrupto para mí, y puede haber parecido oscuro, algo turbio para quien escuchó la información de refilón. ‘¿Por qué contratan a una numeróloga en el Banco Nación? ¿Qué tiene que hacer ahí?’. Entiendo que se pregunte eso, obvio, pero también hay que saber que hoy se buscan respuestas en otro plano. No soy una chanta, una mina que busca sacar una ventaja o acomodarse en el Estado. Ni en pedo».

«Soy una mujer esotérica, creo en todo, pero tengo los pies sobre la tierra», se define Verónica Asad.Efusiva pero sin perder el eje, dice encontrarse «a derecho» para cuando la Justicia la convoque. «Yo no estoy imputada, se dijeron muchas boludeces para confundir a la gente, para ‘ensuciar a la mediática’ -imposta la voz-. Todo chamuyo, todo verso, yo no estoy envuelta en ninguna situación tramposa. Me manejé como debe ser, con facturas de monotributista que puedo acreditar y sin ocultar nada, insisto. ¿Qué hubiera pasado si yo no salía a hablar, a dar la cara? Acá estoy, si la Justicia me necesita, allí estaré… Iré sola, sin abogado, porque no necesito que nadie me defienda».

Se define como una mujer esotérica, que busca estar en equilibrio. «Creo en todo, pero de todas las que hacemos esto soy la más terrenal, por eso me contratan tanto». No quiere hablar de cómo trabaja, de su método, ni tampoco de sus atributos. «Supongo que los que me consultan y vuelven encuentran una energía positiva, somos energía, vibramos a través de la energía… Y los que me conocen saben que yo digo cosas, me la juego, arriesgo en un rubro donde, hay que decirlo, hay mucho chanta, hay mucha porquería… Te prenden una velita o te ponen un sahumerio y la gente dice ‘Guauuu, cuánto sabe’. Mamita, qué chamuyo«.

«A mí me contratan porque digo cosas, arriesgo, me la juego. Es cierto, me equivoco, pero ¿cuántos aciertos tengo?».Luego de ganarse una reputación como eficaz pronosticadora, a Pitty la buscan «los poderosos, las famosos, los empresarios». ¿Por qué es la elegida?, se le insiste. «Pienso que porque soy la que tiene los pies sobre la tierra, la que tiene una trayectoria que me respalda. Tal vez suena mal que lo diga, pero lo siento así, creo que soy distinta, tengo otra cabeza… Ojalá yo encontrara una numeróloga o una biodecodificadora o una psicóloga que pueda trascender, que tenga mi cabeza, pero no hay, o yo no tuve la suerte de encontrarla».

No va a hacer autobombo en esta conversación con Clarín, ni a exponer sus virtudes dentro de su oficio, «pero fijate -invita- andá a Google y chequeá los aciertos que tengo... Fijate si hay colegas, y yo no tengo problema con nadie, eh, pero fijate si hay colegas que se animan a arriesgar, a tirar algún acierto, como lo hago yo, que me la juego porque tengo con qué, soy la única que dice cosas de verdad, el resto nada, nadie tira un choto… Que bajo el cielo tal cosa, que tal estrella generará blabla y un choto…», imita vaya a saber a quien.

Sin embargo, confiesa sin sonrojarse que ha pifiado bastante en sus vaticinios, «pero tengo un montón de aciertos. Tengo el ego alto, pero no soy ninguna enfermita enceguecida, los resultados están a la vista de todos». Se le consulta y -algo reticente- pronostica que la Argentina vivirá un cambio positivo a partir de agosto próximo. «Los números están con mejor predisposición para nuestro país. El 2024 será un año ocho, el número de la transformación y a partir de agosto el país debería estar mejor aspectado».

«Habrá una transformación verdadera -se embala-, muy diferente a lo que se está viviendo ahora. Y si hablamos de transformación, hablamos de cambios y como decía, el número ocho se mueve a través de la gente nueva... Insisto, el ocho no es un número que conecta con lo viejo como sí lo es el siete, que es el año que estamos transitando. y que también te pide que rompas estructuras… Estamos con una energía baja, la vibración no acompaña, el dólar arriba de 800 mangos y en este año de mierda pasarán cosas feas hasta último momento. Es lo que yo veo».

Sobre si se menosprecia o devalúa el sustantivo «numeróloga», se mata de risa Pitty. «Hay mucha hipocresía en el medio, dicen una cosa por un lado y después los tenés a todos esperando para pagar y para que se les tiren los números cuanto antes. Acá vienen todos, eh, empresarios, políticos, celebrities, que piden privacidad, gente menos conocida y menos importante pero vienen todos desesperados a buscar una respuesta que no está en el plano terrenal«.

Días atrás Pitty pensaba para sus adentros por qué estaba pasando todo lo que venía ocurriendo en relación al escándalo del Banco Nación. «¿Por qué a mí? -se castigaba- ¿Por qué siendo una persona honesta, laburadora y que paga todos sus impuestos? Y me respondí que esto es parte de un todo, lo tengo que vivir para salir más fuerte. Y también es el precio de la popularidad, ¿no?».

Así como ama lo que hace, confiesa que lleva 30 años escuchando a la gente, las historias de las personas, que resulta agotador. «Siento que es saludable meter un corte, dar vuelta la página y hacer otra cosa, por eso, cuando vino la pandemia del covid, me replanteé poner los huevos en otros canastos y decidí zambullirme en el mundo de las velas y hoy tengo cuatro locales».

Cuenta que viene atravesando momentos de profundos replanteos, también por problemas de salud que padeció en la primera parte del año… Que necesita priorizarse y pensar en ella «por encima de la marca Pitty», que registró y que se convirtió en un personaje arrollador.

«Soy una laburadora que le gusta estar donde está, pero el día que me hinche las pelotas de Pitty la numeróloga, mando todo al carajo… El día que me pudra de estos locales de velas, los vendo y adiós. Voy a cumplir 47 años en enero, quiero disfrutar un poco más la vida, de mi familia… ¿vos sabés que a mí me faltan órganos en mi cuerpo? A mi la popularidad y la guita me fueron dejando sola, me aislaron, te van metiendo en una burbuja, no podés salir. Todo es muy lindo, pero esa no es la vida que a mí llena».

No suele hablar de su privacidad ni de su círculo familiar, pero, algo más distendida, revela que está casada hace 18 años con José -a secas-, con quien tiene dos hijos de 15 y 11. «Él se encarga de manejarme la agenda, además de ser un tipazo, de bancarse toda mi locura y, lo más importante, es el que cría a nuestros hijos. Hicimos un plan de vida, nos organizamos y se convirtió en mamá y papá, y en ambos roles es el mejor del mundo. Se encarga de todo porque yo, para ganar plata, mínimo tengo que laburar diez horas por día. Tengo que estar al pie del cañón, como dicen los turcos, el que tiene tienda que la atienda».

AS

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