15 marzo, 2025

Grabois y su lectura reaccionaria de los 70


Ayer Juan Grabois dio una entrevista en el programa Pasaron Cosas de Radio con Vos, con Alejandro Bercovich. Entre definiciones varias y chicanas a la izquierda, criticó a Bullrich diciendo que tiene, básicamente, un ADN violento desde su paso por Montoneros a su rol como ministra. La llamó, de hecho, Montonera asesina, lo cual abona mucha de las lecturas por derecha de los ’70 y del rol de las organizaciones guerrilleras. Octavio Crivaro del PTS respondió en un hilo de tuits en la plataforma X (ex Twitter, que compartimos a continuación.

Viernes 14 de marzo 13:21

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Ayer se discutió la posición política y la chicana de Grabois a la izquierda. Sin embargo hizo una mención a Bullrich como “montonera asesina” que pasó desapercibida y que implica una relectura de los 70 en clave reaccionaria, con coincidencias con lo que piensa la derecha (…)

— Octavio Crivaro (@OctavioCrivaro) March 14, 2025

  •  Ayer se discutió la posición política y la chicana de Grabois a la izquierda. Sin embargo hizo una mención a Bullrich como “montonera asesina” que pasó desapercibida y que implica una relectura de los 70 en clave reaccionaria, con coincidencias con lo que piensa la derecha.
  •  Para comenzar: al poner a Bullrich como arquetipo setentista se utiliza a un personaje despreciable para objetar a toda una generación que, más allá de su estrategia, que debatimos, tuvo gran valentía y que impugnaba al sistema capitalista e imperialista.
  •  Así se iguala a la execrable Bullrich con personalidades como Rodolfo Walsh que no merecerían ser reducidos a “montoneros asesinos”, al menos para este militante trotskista. En esto, en esto también, la lectura de Grabois le hace una gauchada inaceptable a la derecha.
  •  Cuando Myriam Bregman representa a Patricia Walsh o ex detenidos Montoneros en causas de lesa humanidad lo hace desde esa óptica: más allá de los debates que tenemos, hablamos de una generación que se jugó la vida. Grabois tira todo eso por la ventana del conservadurismo.
  •  Hay algo curioso en lo que dice Grabois refiriéndose a Bullrich: establece una continuidad lógica e histórica en el uso de la violencia de una organización guerrillera con la que hace un Estado que pasa un ajuste propio de una dictadura y que lógicamente lo hace con palos.
  •  En esa “igualación” hay algo muy eclesiástico: el pecado nos iguala ante los ojos del Señor. El trotskismo se opone al método de la guerrilla porque desconfía de la organizada de las masas y lo reemplaza por la de una minoría. Pero no mezclamos argumentos con los enemigos.
  •  El triunfo de Milei trajo aparejada una relectura de la historia reciente que concluyó que la derecha emergió como reacción a una exacerbación de la agenda cultural. El famoso “se hizo demasiado progresismo y feminismo”. Así, se hicieron guiños para “entender” a Milei.
  •  Esta operación soslaya que no es que se había hecho “mucho” de eso sino “nada” de otra cosa: bajo el gobierno de Alberto, Argentina se volvió más desigual. Los ricos se hicieron más potentados y las mayorías, más miserables. Sobre ese fracaso surfeó Milei.
  •  De la mano de ese reseteo doctrinario, distintos sectores fueron más allá y miraron hacia los 70, cuestionando el “camporismo” histórico (y no solo el reciente) del kirchnerismo. El kirchnerismo, creo yo, siempre tuvo una reivindicación superficial e idealista de los 70.
  •  Dentro de esa vaguedad, hubo un guiño y una vindicación (insisto: abstracta e ahistórica) de Montoneros. Contra eso reacciona Grabois y otros sectores, por ejemplo Guillermo Moreno en política, así como muchos historiadores y streamers.
  •  Partiendo de ahí, se hace una lectura de los 70 en clave de lo que podríamos decir un peronismo “ortodoxo” que critica la experiencia de Montoneros. No solo a la conducción, creo yo, que fue muy reprochable, sino al proceso abierto en los 70 de conjunto.
  •  Esa revisita a los 70 tiene algo en común con la crítica mencionada arriba a la política desastrosa del gobierno anterior y adolece, creo yo, de lo mismo: no le critican su problema real (su confianza en Perón) sino los aspectos en los que esa juventud expresó más valor.
  •  Montoneros expresó una contradicción trágica: era parte de una juventud aguerrida pero que no dejaba de tener expectativa en Perón, que vino a exorcizar, justamente, la época revolucionaria que abre el Cordobazo. Expresaron arrojo pero también ingenuidad.
  •  Esa discusión es muy importante y desde la izquierda la hacemos. Pero acá no se impugna una estrategia errónea sino que se cancela a todo lo que cuestionara la égida de Perón que, en su ocaso, dio luz verde a sectores de la derecha sindical contra la izquierda en general.
  •  En su lectuta del presente y en la del pasado, Grabois saca conclusiones que objetan a los que buscaron “cambiar las cosas”. Lo hace para abonar una estrategia electoral con sectores conservas. Si ese es el juego, atacar a la izquierda va y callar sobre la CGT y el PJ va de suyo.
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