Conflictos armados globales, crisis económicas y tensiones sociales generan un clima de preocupación generalizada, incluso quienes no están directamente afectados pueden llegar a experimentar ansiedad o angustia. Según especialistas, esto se debe en parte al fenómeno conocido como contagio del estrés, un proceso en el que las emociones negativas se transmiten entre personas, como ocurre con una infección.
“La forma en que compartimos noticias y emociones amplifica este contagio, sobre todo en redes sociales, donde lo negativo tiende a predominar”, señaló Natalia Duque-Wilckens, bióloga estadounidense. El fenómeno no es exclusivo de los humanos, ya que investigaciones en animales, como aves o roedores, muestran que el estrés de un individuo puede alterar el comportamiento de todo el grupo.
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El estrés en sí mismo no es negativo, sino que se trata de una respuesta evolutiva destinada a ayudarnos frente a amenazas. El problema aparece cuando se vuelve crónico, afectando la salud física y mental: “Cuando se sostiene en el tiempo eleva el cortisol, altera la presión arterial, debilita el sistema inmune y puede favorecer trastornos del ánimo”, advirtió la científica.
La forma en que percibimos el estrés ajeno varía según la especie, pero en humanos los indicios suelen ser visuales o auditivos, como el tono de voz, postura corporal o expresiones faciales. La empatía también influye, ya que quienes sienten más intensamente las emociones ajenas son más propensos a absorber el estrés del otro.
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Sin embargo, los vínculos sociales pueden ser también un amortiguador, con interacciones positivas que ayudan a bajar la respuesta fisiológica al estrés. Sentirse contenido o acompañado permite recuperar una sensación de control y previsibilidad, factores clave para mantener el bienestar emocional.
Para evitar el contagio del estrés, los expertos recomiendan tomar distancia temporal de personas o situaciones que generen angustia, dedicar tiempo a actividades placenteras y evitar difundir contenido negativo sin reflexión. “Hay una línea fina entre informar y saturar”, apuntó Duque-Wilckens.