El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha abierto investigaciones criminales contra los exdirectores de la CIA, John Brennan, y del FBI,James Comey, por irregularidades cometidas durante la investigación sobre la presunta injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016.
Según fuentes del DOJ citadas por la cadena de noticias Fox News, las investigaciones se centran, entre otros aspectos, en declaraciones falsas ante el Congreso y una posible conspiración para manipular el proceso legal con fines políticos.
El caso contra Brennan surge luego de que el actual director de la CIA, John Ratcliffe, remitiera evidencia de supuesta conducta delictiva al director del FBI, Kash Patel. En particular, la investigación apunta a la participación de Brennan en la elaboración del Informe de Evaluación de la Comunidad de Inteligencia (ICA) de 2017, que señaló que Rusia intentó influir en las elecciones de 2016 a favor de Donald Trump.
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Un informe recientemente desclasificado revela que la elaboración del ICA estuvo marcada por ”anomalías procedimentales”, que se desviaron de los estándares de inteligencia, y que la inclusión del llamado ”dossier Steele”, un documento encargado por la campaña de Hillary Clinton y lleno de afirmaciones no verificadas sobre Trump, fue impulsada por Brennan pese a las objeciones internas.
El dossier Steele, elaborado por el exespía británico Christopher Steele y financiado por el Partido Demócrata y la campaña de Clinton a través del bufete Perkins Coie, fue duramente criticado por carecer de veracidad y por haber sido utilizado como base para obtener órdenes de vigilancia (FISA) contra el exasesor de Trump, Carter Page.
Brennan, sin embargo, promovió su inclusión en el ICA, lo cual fue documentado por sus propias notas y correos internos. Esto contradice su testimonio ante el Congreso en mayo de 2023, donde afirmó que la CIA se oponía a incluir cualquier referencia al dossier.
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El informe de revisión destaca que Brennan favoreció una ”consistencia narrativa” sobre la solidez analítica, ignorando advertencias de altos funcionarios de la CIA que alertaban sobre la falta de credibilidad del dossier. Este comportamiento, según el DOJ, podría constituir una violación de la confianza pública.
En el caso de Comey, aunque aún no se han revelado los detalles específicos de la investigación, fuentes del Departamento de Justicia aseguran que está bajo escrutinio. Ambos casos podrían enmarcarse en una conspiración, abriendo la posibilidad de cargos más amplios.
El trasfondo del escándalo se remonta a julio de 2016, cuando Brennan informó al entonces presidente Barack Obama y otros altos funcionarios, incluidos el vicepresidente Joe Biden, la fiscal general Loretta Lynch y el director de inteligencia James Clapper, sobre una estrategia de la campaña de Clinton para vincular a Trump con Rusia, con el objetivo de desviar la atención del escándalo de sus correos electrónicos.
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Poco después de esa reunión, el FBI inició formalmente la investigación Crossfire Hurricane, centrada en la posibilidad de que la campaña de Trump haya colaborado con Rusia para influir en las elecciones. La investigación pasó posteriormente a manos del fiscal especial Robert Mueller, quien en 2019 concluyó que no existía evidencia de conspiración criminal entre el equipo de Trump y Rusia.
Paralelamente, el fiscal John Durham fue nombrado para investigar el origen de Crossfire Hurricane. Su informe, publicado en 2023, concluyó que el FBI ”falló en actuar” ante señales claras de que estaba siendo manipulado por una estrategia de la campaña de Clinton. Durham señaló que el FBI ignoró advertencias sobre la politización de la inteligencia y que debió analizar la información con mayor escepticismo.
Además, documentos desclasificados indican que el propio Brennan anotó en sus apuntes una conversación con Obama donde se discutía el ”plan Clinton” para vincular a Trump con Rusia. Esta información fue transmitida posteriormente al FBI como parte de un “lead” operativo de contrainteligencia.
La Casa Blanca, por su parte, ha respaldado las investigaciones. La portavoz Karoline Leavitt afirmó que ”el presidente Trump tenía razón” y que ”los responsables de esta manipulación política deben rendir cuentas por el fraude cometido contra el pueblo estadounidense”.
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