A la Scaloneta se le hizo natural llegar a una final. Y no necesita brillar ni desplegar un fútbol de alto vuelo como el que demostró en varios juegos del Mundial de Qatar. Al equipo le alcanza, al menos en estas instancias de la Copa América, con ir en piloto automático. Por eso fue claro y merecido el 2-0 ante Canadá, más allá de algún sufrimiento en los últimos minutos. Vendrá ahora Uruguay o Colombia y habrá que elevar el rendimiento.
Pero lo positivo para Scaloni y el resto del cuerpo técnico es que la Selección disputó en Nueva Jersey su mejor partido y, encima, Lionel Messi se estrenó en la red. No se imagina un escenario mejor para la gran final del 14 en Miami. “El domingo cueste lo que cueste/el domingo tenemos que ganar”, cantaron en la mitad de la cancha los futbolistas, a quienes el hambre por seguir ganando se le evidencia en los ojos.
Scaloni realizó varias modificaciones para el juego ante Canadá y no solo de nombres, sino también de funciones. El esquema volvió a ser un 4-3-3, aunque flexible. Y que la última imagen de la etapa inicial le haya pertenecido a Julián Álvarez explica bastante lo que ideó Lionel Scaloni. Porque el Araña se impuso por sobre el goleador del torneo, Lautaro Martínez, por su denodado esfuerzo y por la capacidad para ocupar varias posiciones casi que al mismo tiempo.
Con Lionel Messi partiendo como falso 9 y con Ángel Di María como extremo derecho para plantar un mano a mano con Alphonso Davies, a Álvarez le tocó acompañar a Leo por el centro del ataque y ayudar a Nicolás Tagliafico en su banda. Fue y vino el nacido en Calchín un millón de veces en esa primera parte: fue el futbolista clave. Porque Julián no necesita pararse de 9 para llegar al gol y tal vez desde ahí hay que entender la decisión de Scaloni. Y para muestra alcanza con ver el gol del ex River a los 22 minutos: recibió en la medialuna de De Paul, se metió en el área a pura potencia y definió por entre las piernas de Crépeau.
¿Cómo jugó la Scaloneta? Fue de menos a más. Le costó encontrar el lugar a Alexis Mac Allister, que esta vez fue interior izquierdo para dejarle el centro a Enzo Fernández. Fueron de zozobra los instantes iniciales porque Canadá arrancó mejor plantado con las corridas de sus velocistas. Pero poco a poco Argentina fue amigándose con la pelota y creció. Hubo buenos encuentros entre Messi y Di María, quienes tuvieron chances claras para estirar la ventaja, pero fallaron por poco.
Se jugó poco en el complemento porque el ritmo se cortó. Hubo pasajes de grande toques en la Selección, beneficiada por el adelantamiento de los rivales. Aparecieron los espacios, pero faltó fineza para terminar goleando. De Paul realizó un enorme despliegue y Enzo Fernández estuvo más fino con la pelota, cuestión que seguramente la llevará tranquilidad a Scaloni de cara a la final.
Messi casi que le robó el gol a Enzo: se la desvió cuando iba a la red. Pero estuvo bien: el rosarino llegará afilado a la final.
Ganó Argentina y asoma otra final. La Scaloneta sigue hambrienta. Resta un pasito más.