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24 noviembre, 2024

Diego Martínez, de sus horas tormentosas como DT de Boca a la ilusión con un ajuste táctico vital y el estirpe goleador de Cavani

«Nunca mucho cuesta poco», es la frase de cabecera de Edinson Cavani, que volverá a postearla en sus redes sociales tras marcar el 1 a 0 con el que Boca sacó una luz de ventaja sobre Cruzeiro para mantener viva la ilusión en la Copa Sudamericana. Y el ‘Matador’, que mucho le ha dado a Diego Martínez, también puede prestarle esas cuatro palabras. Para el entrenador de Boca las últimas horas no han sido sencillas. Sobre todo después de los magros empates ante Barracas Central e Independiente Rivadavia. El inicio del segundo semestre empezó con algunas turbulencias para el Gigoló. Pero el triunfo de este jueves en La Bombonera (donde acumula un invicto de 18 partidos) puede ser un poroto en la canasta del DT.

Porque a pesar de los rumores que empezaron a circular en las redes -y que alguien evidentemente filtra- y de las operaciones de algunos medios que empiezan a nombrar candidatos para reemplazarlo, el ‘Gigoló’ acomodó al equipo con un par de toques (y de gritos) y plantó un once muy competitivo (como le gusta a Román, que siempre quiere ser protagonista) que en el segundo tiempo fue muy superior y mereció ganar por al menos un gol más. «No es la ventaja que queremos, pero es una victoria muy importante», dijo el entrenador, luego, en conferencia de prensa.

Y aclaró: «Que se generen cosas para afuera no depende de mí, ni de nosotros…».

Apostó por los dos centrales diestros y Cristian Lema de zaguero izquierdo cumplió con un gran partido. Puso a Martegani por Saralegui para el complemento y corrió a Zenón a la derecha, desde donde gestó la asistencia clave para el gol de Cavani.

Pero también hizo olvidar -al menos en la noche de Copa- la ausencia de Equi Fernández. Le dio la conducción del equipo a Cristian Medina (ya no es opción que vaya de ocho) y tiene en Pol Fernández un líder que ordena y juega. El luto tras la salida de un jugador como Equi será un proceso con altibajos. Pero hasta aquí el DT no ha derramado ni una lágrima (podría hacerlo). No lo hizo ni cuando se fueron los «olímpicos», ni por los jugadores que fueron vendidos ni por el error en la lista de buena fe para la Copa. Martínez no pone excusas. Hablan por él sus equipos en la cancha.

Foto: Fernando de la Orden / CLARIN Foto: Fernando de la Orden / CLARIN Un dato: los refuerzos que llegaron y que no pudieron estar en el repechaje con Independiente del Valle no entraron hasta que el partido estuvo resuelto (Belmonte por el cansado Pol Fernández y Giménez para la ovación de Cavani). «En esto de acelerar los procesos, de la gente que volvió de la Selección, de los refuerzos, prácticamente tenemos que conocernos jugando», explicó el DT.

Martínez se adapta siempre a la situación y mientras los jugadores respondan a la idea del DT, habrá entrenador para rato. Será clave avanzar en la Sudamericana, tiene ventaja para viajar confiado a Belo Horizonte y seguir construyendo confianza. A menos que no lo quieran. ¿Lo querrán?

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