4 septiembre, 2025

Las misteriosas direcciones de Costa Rica que desconciertan a los turistas: sin nombres ni números

Llevábamos tres días en Costa Rica y todo parecía normal. El hotel estaba ubicado en la capital del país y desde ahí nos movíamos hacia las distintas excursiones. En cada trayecto atravesábamos calles con asfalto, semáforos, pequeños comercios, bancos, motos de reparto. En definitiva, un país con una infraestructura acorde al año 2025.

Hasta que, en un momento, necesitamos la dirección del hotel y se produjo el siguiente diálogo:

– A 700 metros al oeste de Bridgestone, la Ribera de Belén, Heredia.

– Pero si el taxista me pide la dirección exacta, ¿qué le digo?

– Es la dirección, señor. Así son las direcciones aquí.

Este diálogo no se dio en una posada frente al mar. Estábamos en el lobby del hotel Marriott Hacienda Belén de San José de Costa Rica.

– ¿Y tú dónde vives?

– Vivo en Herradura del Cabo Vista los Sueños, kilómetro y medio noreste, casa a mano izquierda, color blanca.

Y de repente, como en las novelas de Agatha Christie, el viaje de placer se convirtió en una investigación policíaca.

Así especifican los ticos las direcciones de sus domicilios

Hasta aquí podíamos sospechar que se trataba de una costumbre popular, que algunos costarricenses no se regían por el sistema formal. Pero este tipo de indicaciones también figuraban en las aclaraciones legales de las empresas:

Direcciones comerciales de productos que se venden en Costa Rica

Costa Rica no es una isla caribeña con 900 personas, sino que se trata de un país con 5 millones de habitantes y una economía pujante: el PBI lleva largos años de crecimiento constante, el ingreso per cápita es el cuarto de Latinoamérica y la inversión extranjera ostenta valores muy superiores al promedio de latinoamericano.

Siempre creí que para ingresar al primer mundo se debía completar un formulario más o menos estandarizado. Y un país sin nombres de calles ni números difícilmente obtenga esa visa al paraíso de los negocios. Sin embargo, esto parece ser un prejuicio. Japón, Panamá, Albania, Nicaragua y otros países caribeños tampoco usan nombres de calles ni números.

Los gigantes de la medicina (Boston Scientific, Medtronic, Abbott Laboratories, Smith & Nephew, Johnson & Johnson) y de la tecnología (Intel, HP, Microsoft Amazon, IBM) tienen regias sucursales en Costa Rica, pero para recibir correspondencia, ofrecen las mismas coordenadas que una aldea. Por supuesto, este asunto ameritaba la consulta a las autoridades nacionales del país.

Las calles de Costa Rica son misterio para los extranjerosPexels

El sistema de direcciones no ha sido un obstáculo para la atracción de inversiones, es más, eso nunca ha sido un tema”, se enorgullece Carlos Ávila Arquín, viceministro de Transportes de Costa Rica, quien agrega que el año pasado el monto de regalías extranjeras “superó los $4.321 millones”.

Sin embargo, el funcionario se esfuerza por enumerar todas las acciones que realizaron las distintas administraciones para regularizar el ir y venir por las calles ticas. “Durante el año 2005, Correos asignó 250.000 direcciones en el área metropolitana de San José […] y en forma adicional, “en el año 2012, un total de 22.000 placas fueron colocadas en las esquinas de la ciudad con los nombres de sus respectivas calles y avenidas”.

Este último proyecto generó cierto revuelo, según recuerdan los medios de comunicación. Al defender el plan, el exalcalde de San José, Johnny Araya, había dicho que el sistema tico era “folclórico pero atrasado. No corresponde, en pleno siglo XXI, a una ciudad moderna”.

“Es un tema que se ha venido trabajando para uniformarlo a otras realidades, a modo de ejemplo, a nivel postal esta situación ha sido corregida hace tiempo. Para los servicios de correo o couriers se debe indicar, Provincia, Cantón, Distrito, Código Postal […]”, retoma Ávila Arquín quien lejos de las polémicas del pasado, también reconoce que “en el día a día, la mayoría de los costarricenses siguen utilizando los usos tradicionales para dar las direcciones”.

“Existe el mito de que no tenemos direcciones; sin embargo, el sistema funciona y la gente llega a los lugares”, asegura Alexa Bolaños Carpio, docente en Lingüística de la Universidad de Costa Rica. Y, como para geolocalizar su posición en el debate, sentencia: “la crítica es más académica que del común de mortales en la calle”.

Bolaños Carpio realizó una investigación sobre más de 200 llamados al 911 local, que se volcaron en un paper titulado “Aproximaciones a los puntos de referencia en las direcciones de Costa Rica”. Allí la especialista desmenuza este modelo conversacional:

Ahora, la académica se dirige directo a la vieja polémica y redobla la apuesta al asegurar con cierta ironía que “ese sistema primitivo funciona, porque los carteros y las pizzas llegan a las casas”.

La comida llega, pero ¿cuándo? “Los tiempos de delivery son los mismos que en otros países. Los sistemas de geolocalización nos permiten ofrecer la misma calidad de servicio en los 15 países de Latinoamérica”, dicen desde la sede de PedidosYa, que opera en Costa Rica desde 2021. La empresa, además, aclara que no debieron hacer ajustes del software de la aplicación, “ya que un equipo local que estudia las características particulares del país y ejecuta estrategias”. La receta sería una mezcla de “procesos globales con ejecución local adecuada”.

Las calles de Costa Rica no tienen nombre ni númeroRedacción LA NACION

El diálogo con la docente se rige por el protocolo tico: un diálogo amable y carente de todo tipo de complicaciones. “Pura vida”, como dicen al saludar. Pero qué sucede cuando un extranjero se enfrenta a este código.

“Mi primera reacción fue de sorpresa. Cuando consulté la dirección del hotel fue ‘800 mts de Playa Herradura´. Pensé cómo va a llegar una carta con esa descripción, luego me di cuenta de que eso era lo habitual. Las cosas llegan”, cuenta la argentina María Florencia Arenaza, que desde hace siete años administra Los Sueños Marriot Resort.

La charla con Arenaza revela otra pista para entender el sistema de direcciones. “Los ticos son conocidos por su amabilidad y cercanía”, cuenta y, sin buscarlo, camina en línea recta hacia la vereda de la profesora universitaria, quien asegura que, en definitiva, “las direcciones a la tica son una forma de preservar la memoria histórica y la identidad”. Se trata de una combinación de lugares de referencia simbólicos para la comunidad y un registro consciente del vecino. Sin tanta pompa académica, otro empleado del hotel explica que la gente se ubica gracias a la manera en que “visualiza las cosas” y lanza un remate irrefutable: “A usted lo conocen todos los de su vecindario”.

Pero lo curioso es que no se usan solo para visitar a la amiga o para recibir el pedido de la tienda, son utilizadas por bancos y otras entidades. “A veces hay casillas, cuando uno llena formularios institucionales que dicen, provincia, cantón, distrito, otras señas”, explica la profesora y para ilustrar el sistema de señal revela un asunto personal: “Acabo de pintar mi casa, que antes era verde. Ahora tiene tapia roja y lo escogí en rojo porque nadie en mi cuadra tiene rojo y yo dije ‘si tengo que pedir un taxi, nadie más en el barrio que tenga tapia roja, verjas negras”. Si decide volver a pintar el frente de la casa, debería ir al banco a registrar el cambio.

La iglesia, la cancha de fútbol o una fábrica ya cerrada pueden servir de referencia para llegar a cualquier lugar. Pero para los ticos, la argentina Arenaza reconoce, que a pesar de llevar unos siete años en el país, si no fuera por “Waze o Google Maps, estaría muy perdida”.

Florencia Morado, otra argentina que se instaló en Costa Rica 2013, aún se estremece al recordar que condujo un auto apenas se bajó del avión. “No tenía conectividad, ni Waze y por supuesto la casa que había alquilado no aparecía en el GPS que había traído”, recuerda. Así que debía seguir a un amigo, parecía fácil, pero desconocía “la densidad del tránsito y las lluvias de septiembre en este país”.

Esta consultora en Innovación Educativa reconoce que, a pesar de llevar más de 10 años en el país, sigue tan perdida como en ese primer viaje. “No me adapté al sistema de direcciones a la Tica”, afirma sin pudores y agrega: “también es muy llamativo el uso de los puntos cardinales, ya que en un país con montañas, es complicado saber por dónde salió el sol o por dónde se oculta para identificar Este y Oeste”.

Sin embargo, aquello que la desorienta en el extranjero la traslada directo a su juventud en Chubut: “Cuando vivía en Playa Unión también usábamos las direcciones vinculadas con referencias; por ejemplo, mi casa era: tercera fila, atrás de la Heladería Michi, al lado de la casa esquinera con muchos árboles”.

Pero lejos de conmoverse como el crítico de la película Ratatouille, esta docente universitaria rechaza este sistema de señales visuales. “Sólo funciona para los locales, porque se basa en referencias físicas que todos conocen”, cuestiona, pero a la vez se sorprende: “lo llamativo en Costa Rica es que sí, se siguen usando esas referencias imposibles. Por ejemplo, mi casa actual es: ‘el más x menos de La Sabana, 450 metros Norte – Edificio Blanco y Gris Oscuro”.

Al igual que su compatriota hotelera, asegura que “para dirigirse de un lugar a otro, se comparten direcciones a través de ubicación de WhatsApp o se usa Google Maps”.

Florencia Morado, una argentina que vive en Costa Rica

“La masificación de celulares con GPS permitió que más personas cumplan con los requisitos básicos para prestar servicios”, reconocen desde PedidosYA. Sin embargo, la lingüista Bolaños Carpio no cree que la geolocalización de los móviles vaya a reemplazar al sistema costarricense.

“Cuando Google Maps dice ‘doble en la avenida siete, siga directo en calle cuatro’, yo no sé cuál es la cuatro ni la 7. Nada más voy y doblo a la derecha”, explica la profesora, quien le augura larga vida al sistema de lugares de referencia y visualización del vecindario: “Puedo percibir más bien un asunto de complementariedad, como el miedo que tuvimos con los libros y lo digital”.

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