El Gobierno incrementó en las últimas horas los controles discrecionales sobre el mercado bursátil. A través de una serie de llamados telefónicos, el equipo de Luis Caputo pidió información a las Bolsas (A3 y BYMA) sobre las cauciones, una operación financiera de muy corto plazo (un plazo fijo bursátil) que creció fuerte en los últimos dos meses y está en la mira oficial por el impacto de la volatilidad de las tasas en los mercados en la antesala de las elecciones.
En paralelo, la Comisión Nacional de Valores (CNV), el órgano oficial que regula el mercado de capitales, aceleró la autorización de los contratos de futuros sobre la tasa de caución, un instrumento de cobertura para que un Fondo Común de Inversión (FCI), banco o empresa se cubra contra subas o bajas inesperadas de tasas.
Las Bolsas lo venían trabajando en silencio, pero el equipo de Caputo habría precipitado su lanzamiento. Los futuros sirven para especular con el valor futuro de las tasas. Pero sobre todo le permitirá al Gobierno operar en ese mercado para tratar de domar las tasas cortas, cómo ya ocurre con el dólar futuro.
“Los contratos de futuro cualquiera sea el subyacente (es decir, el activo en cuestión) se pueden operar tanto para las entidades financieras como para el Banco Central a cualquier plazo y con cualquier contraparte”, señaló una fuente del mercado.
“El Banco Central puede participar en cualquier operatoria, no tengo idea si le interesa”, acotó otra fuente del ámbito financiero, mientras que desde el Banco Central declinaron hacer comentarios.
En sus consultas, las autoridades se mostraron interesadas en el volumen de operaciones, el stock de garantías y los controles que realizan las propias Bolsas.
“Los volúmenes de caución se han quintuplicado respecto a hace dos años, llega a haber algún problema y puede repercutir, los volúmenes son altos, las tasas crecen y las acciones y los bonos caen, podría haber un riesgo de quiebra”, explicó una fuente con conocimiento. Es que la caución está garantizada por bonos y acciones.
Los funcionarios afirman en privado que el monitoreo “no es para perseguir a nadie”, sino para obtener más detalles sobre la composición de las garantías, en particular el monto de Lecap -el principal bono en pesos del Tesoro-, aunque también se usan bonos en dólares como el Al30 o GD30, acciones de YPF o Galicia, ONs de empresas, Fondos Comunes de Inversión (FCI) y bonos del Tesoro de Estados Unidos.
La caución es un préstamo garantizado, pero que se pacta entre los inversores en la Bolsa, en general con plazos muy cortos (el grueso se opera a 1 día). Y la tasa que paga ha llegado al 80% mensual en agosto (más de 30 puntos de lo que rinden los depósitos a plazo fijo tradicionales), aunque en los últimos días se estabilizó en torno al 50%. El inversor presta su dinero y recibe una garantía, y quien toma el préstamo deposita otra garantía (acciones o bonos) para conseguir ese capital.
Desde la salida fallida de las LEFI en julio, el Gobierno propició un escenario de mayor incertidumbre con la disparada y desplome de las tasas, la aceleración del dólar hacia los $ 1.370 y un salto del 30% en las operaciones con “caucho” -así se denomina a las cauciones en la jerga bursátil- ante la falta de liquidez. Así, el martes se operaron $ 10,5 billones en el día, una suma equivalente a US$ 7.500 millones o a los vencimientos de deuda en pesos de esta semana.
Los inversores utilizan las cauciones para “apalancarse”: toman dinero prestado y luego lo utilizan para invertir en acciones o bonos para obtener una mayor ganancia potencial que si hubieran usado su propio capital.
El Gobierno estaría inquieto por los movimientos de las tasas que provocan una mayor inestabilidad. La mayor vigilancia podría servir para preparar el terreno para una futura intervención en ese mercado, hasta ahora fuera del alcance de las autoridades.
“Sabemos que la situación no es la ideal y muchos en el mercado pueden estar perdiendo plata y todos hemos estado de ese lado, y no es agradable. Pero nosotros no estamos mirando el mercado y la persona que estaba apalancada en caución, los que juegan en el mercado son mayores de edad, saben que si te metés, se puede ganar o perder y además vemos este evento de volatilidad que se refleja en la tasa de caución, que pasó de ser una tasa irrelevante hace unos años ahora que muchos le presten atención, lo vemos como algo muy coyuntural, es un obstáculo más”, dijo Luis Caputo la semana pasada en Carajo.
El Gobierno mantiene una política de apretón monetario con tasas altas para evitar que los pesos vayan al dólar. En ese marco, el Central subió esta semana por cuarta vez los encajes desde julio hasta el récord del 53,5% para retirar los pesos que sobraron en las últimas licitaciones de deuda. De no obligar a encajar ese excedente, seguramente las tasas de las cauciones se hubiesen desplomado mucho más, alentando una mayor fuga hacia el dólar. Pero la suba de encajes no es gratuita.
En el mercado ven con preocupación la aceleración de los rescates y suscripciones diarios en las cuentas remuneradas. Esos fondos administrados por bancos o fintech se encuentran bajo mayor presión desde que el sector bancario ya no cuenta con un mecanismo para remunerar la liquidez en forma diaria (LEFI) y a veces debe operar en descubierto ante la falta de liquidez por el aumento más rápido de los préstamos que los depósitos y las exigencias del BCRA.
El titular del Banco Central, Santiago Bausili, atribuyó la semana pasada la volatilidad financiera a la tasa de caución. “No es una tasa de referencia, pero como es muy observable la gente la está comentando. Y las diferencias durante el día, se ven especialmente en la apertura y el cierre, en la mayor parte del día está funcionando mejor…si en el último minuto alguien le sobra un peso y lo coloca a cualquier tasa, la tasa cae, no es un reflejo de lo que pasó en el día”, explicó.
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