Por quinta vez consecutiva, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) vendió dólares en el mercado cambiario y las reservas internacionales perforaron el umbral psicológico de los US$ 27.000 millones. En los últimas cinco ruedas, la autoridad monetaria sacrificó más de US$ 1.000 millones y crece la incertidumbre respecto a cuándo y cómo se contendrá la sangría de divisas.
Este jueves, la entidad conducida por Santiago Bausili se desprendió de US$ 77 millones y suma ventas por US$ 1.008 millones desde el viernes de la semana pasada, cuando se entregaron US$ 474 millones para satisfacer la demanda. En tanto, el lunes 17 se vendieron US$ 56 millones; el martes 18 US$215 millones; y el miércoles 19 US$ 186 millones. En marzo, acumula un rojo de US$ 384 millones.
Continúa la sangría de reservas del Banco Central
En paralelo, las reservas internacionales brutas experimentaron una nueva contracción que llevó el nivel a US$ 26.783 millones, el valor más bajo desde el 2 de septiembre de 2024. La dinámica enciende alarmas entre economistas ya que se registra un desplome de US$ 1.229 millones en tan solo una semana.
Si bien el gobierno de Javier Milei consiguió en Diputados la aprobación del DNU que lo autoriza a sellar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la falta de definiciones respecto a los montos y al esquema cambiario que se aplicará inyectó una dosis de volatilidad en los mercados.
Reservas en alerta: la principal fuente de dólares podría agotarse y complicar al Banco Central
Además de empujar los dólares financieros hacia arriba, las dudas en relación con la continuidad del crawling peg -microdevaluación fijada por el BCRA- de 1% mensual propiciaron la dolarización de carteras ante un eventual escenario de salto del tipo de cambio oficial.
“Con incentivos a desarmar posiciones en pesos y cancelar deuda en dólares accediendo rápidamente al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), es de esperar que esto acentúe la presión sobre el Banco Central“, advirtieron los analistas de la consultora LCG.
Un informe de 1816 subrayó que el Gobierno “viene controlando tanto el tipo de cambio oficial como el contado con liquidación usando dos herramientas cuyo futuro está en duda: El oficial se controló con el crawl (primero de 2% y luego de 1% mensual) que, al estar bien por debajo de las tasas en pesos, impulsaba el carry trade y, por ende, las compras del BCRA en el mercado oficial”.
Al mismo tiempo, el reporte explica que el aumento de la oferta de dólares en el MULC está vinculado con los exportadores repagando préstamos en “argendólares”, los importadores que postergaban el acceso a los dólares oficiales para aprovechar la tasa de LECAP y los bancos que estaban “short en el spot”.
Un drenaje invisible: los depósitos en dólares cayeron casi US$ 5.000 millones y tensionan las reservas del BCRA
A juicio de los economistas de la firma de análisis económico, la compra masiva de divisas refleja la ausencia de certezas acerca de la permanencia de la pauta devaluatoria que estableció el equipo económico: “Fue puesta en duda por el propio Caputo, que en dos oportunidades respondió por TV que no podía decir si se mantendrá o no”.
La otra canilla que drena las reservas
En simultáneo, el Central cede reservas por otra vía: la intervención en el contado con liquidación. Más allá del dólar blend, que permite a los exportadores liquidar el 20% al CCL, la autoridad monetaria interviene en el mercado del dólar financiero para contener la cotización y sostener la brecha cambiaria en torno al 15%/20%.
De acuerdo a los cálculos de Aurum Valores, en base a la planilla “Factores de variación de reservas” del BCRA, se utilizarían unos US$ 300 millones para intervenir en el CCL. De confirmarse estos datos, en los primeros tres meses del año, el organismo sacrificará US$ 1.800 millones en esta faena cambiaria.
Por último, un análisis de Max Capital prevé que la tensión en el mercado cambiario es temporal debido a que se anticipan importaciones y se posponen exportaciones, una lógica que cambiaría en algunas semanas, devolviendo la estabilidad previa a la actual turbulencia.
“Se espera la pérdida de reservas dada las expectativas sobre un nuevo esquema, que, dependiendo del nivel de flexibilidad y restricciones, podría implicar una moneda más débil. Por lo tanto, los exportadores están a la espera, mientras que importadores y bancos, con espacio limitado, tienen un incentivo para comprar dólares“, analizan.
Sin embargo, la compañía de asesoramiento financiero destacó que esto no sería un problema “debido a la naturaleza del mercado restringido, en su mayoría las exportaciones se retrasan y las importaciones se anticipan; eventualmente, la pérdida de hoy será la ganancia de mañana, solo afectada en el margen por el precio”.
MFN / Gi