Mauricio Wainrot fue declarado Personalidad destacada de la cultura de la Ciudad de Buenos Aires

En un acto organizado este martes en la Legislatura porteña, el coreógrafo y director Mauricio Wainrot fue nombrado Personalidad destacada de la cultura de la Ciudad de Buenos Aires.

Muy pocas horas antes, en una charla telefónica, decía Wainrot: “Estoy excitado, emocionado. Son 57 años de historia con la danza, con el ballet, con el Teatro San Martín y con las 65 compañías con las que trabajé a lo largo de este tiempo. Es un día muy festivo: estar con amigos, con colegas y con otras personas que quizás, por distintos motivos, no podrán venir, pero que me hicieron llegar sus felicitaciones. Nos reúne a todos como en un círculo, una forma significativa para mí”.

-¿En qué sentido?

-En el que la utilicé en muchas de mis coreografías. Representa algo gregario, comunitario y que siempre marca el movimiento. Pero no es algo que me haya propuesto; lo reconozco ahora, repasando mis obras.

El homenajeado entre los oradores: Cristina Mucci, Jorge Telerman, Manuela Thourte y Constanza Bertolini. Foto: Martín BonettoEl homenajeado entre los oradores: Cristina Mucci, Jorge Telerman, Manuela Thourte y Constanza Bertolini. Foto: Martín BonettoEl Salón Dorado de la Legislatura porteña estaba prácticamente colmado al comenzar el acto y las personas que conformaron la mesa cumplieron muy animadamente su función, dejando afuera esa solemnidad que, con tanta frecuencia, colorea este tipo de acontecimientos.

De izquierda a derecha estaban: Jorge Telerman, director del Teatro Colón; Cristina Mucci, conocida periodista cultural; el propio Wainrot; la diputada Manuela Thourte; Constanza Bertolini, editora de Cultura del diario La Nación y crítica de danza.

Telerman hizo girar su exposición en torno a una idea de reminiscencias cortazarianas, “¿Por qué queremos tanto a Mauricio?”.

Constanza Bertolini, entre otros aportes, se refirió a la prodigiosa memoria de Wainrot, que puede nombrar con absoluta fidelidad qué bailarín bailó qué obra en qué teatro y en qué año, en un arco de varias décadas.

La diputada Manuela Thourte le entrega la distinción. Foto: Martín BonettoLa diputada Manuela Thourte le entrega la distinción. Foto: Martín BonettoFinalmente Cristina Mucci tomó para sí la entrevista con Mauricio Wainrot, que estuvo llena de recuerdos, anécdotas y también humor.

El camino de Wainrot, aquí y allá

De esta entrevista tomamos datos que nos ubican en el personaje homenajeado: nació en Buenos Aires en septiembre de 1946 y creció en el barrio de Villa Crespo. Sus padres habían abandonado Polonia en agosto de 1939, un mes antes de que los nazis invadieran el país, pero absolutamente todos los demás miembros de su familia murieron en los campos de concentración.

Como muchas familias similares de la época, los Wainrot tenían intereses culturales y aspiraciones en tal sentido para sus hijos. Mauricio estudió piano, violín, dibujo, pero antes, cuando tenía seis años, su padre lo había llevado a la Escuela Nacional de Danzas. Demasiado tímido, no quiso quedarse.

Un momento eotivo: la bailarina Eva Prediger, del Ballet del San Martín, se abrazó con el maestro. Luego ella le dedicó una danza. Foto: Martín BonettoUn momento eotivo: la bailarina Eva Prediger, del Ballet del San Martín, se abrazó con el maestro. Luego ella le dedicó una danza. Foto: Martín BonettoMucho más adelante se orientó hacia el teatro. Comenzó a tomar clases con Carlos Gandolfo en el mismo lugar donde estaba el estudio de un famoso maestro de danza moderna, Otto Werberg: “Había muchos bailarines y a mí me fascinaba verlos trabajar. No lo dudé y me inscribí”.

En aquella época, cabe señalar, Wainrot era un entusiasta ejecutante de rock and roll y solía ganar concursos de distintos bailes de salón en el club de su barrio, Atlanta.

Durante algunos meses continuó tomando clases de danza con Otto Werberg, pero luego, tras la meta de convertirse en un bailarín clásico, se presentó en un concurso para ingresar al Instituto del Teatro Colón.

Pero después de un tiempo tuvo que decidir entre continuar en el Instituto del Colón o aceptar la invitación de Oscar Araiz para sumarse a la flamante compañía de danza contemporánea del San Martín.

El director del Teatro, Kive Staiff, creó un nuevo grupo en 1977 e invitó como directora a Ana María Stekelman, que años después renunció.

Mauricio Wainrot asumió la dirección del Ballet del San Martín en febrero de 1982.

La primera gira internacional de la compañía se realizó en septiembre de 1984 y tocó ciudades de España y de la entonces Unión Soviética. Ese mismo año Wainrot había estrenado Ana Frank, una obra que surgió en parte de la terrible historia de su familia y en parte de la tragedia que significó la dictadura militar argentina. Ana Frank tuvo una muy buena repercusión de público y crítica y fue la producción que abrió a Wainrot las puertas de compañías de danza en el exterior.

En 1985, un programador sueco que había viajado a la Argentina para contratar alguna producción de música vio una función de Ana Frank en el Teatro San Martín. Al terminar se acercó a Mauricio Wainrot para ofrecerle que la montara en Suecia y también una recomendación para una compañía alemana.

Es allí donde comienza su carrera internacional. A partir de ese momento se abrió para él una carrera mundial que lo mantuvo lejos de la Argentina, excepto por algunos compromisos esporádicos con el Ballet del San Martín. A comienzos del año 1999, por invitación de Kive Staiff, retomó la dirección de la compañía que dejó en 2015.

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