El neorrealismo italiano perdió a uno de sus máximos exponentes. Enzo Staiola, el mítico Bruno Ricci de Ladrón de bicicletas, murió en Roma. En la película de Vittorio De Sica, que ganó el Oscar a la mejor película hablada en idioma extranjero, interpretaba al niño que acompañaba a su padre Antonio (Lamberto Maggiorani) por las calles de una Roma hambrienta y herida de la posguerra.
Pero su llegada al cine y a la interpretación tuvo que ver con la casualidad, como él mismo contó en numerosas oportunidades.
“Volvía del colegio y, en un momento dado, vi un coche enorme que me seguía a paso de tortuga. Entonces, un seño canoso, muy elegante, salió del auto y me preguntó: ‘¿Cómo te llamás?’. Me quedé callado”, explicó. “‘¿Pero no hablás?’. ‘No tengo ganas de hablar’, respondí. Mi madre siempre me decía que no fuera demasiado atento si alguien nos paraba”.
Sin embargo, De Sica lo siguió hasta su casa en el barrio romano de Garbatella, y allí sí, sus padres lo reconocieron enseguida.
“Se sentó a la mesa e intentó convencerlos de que me dejaran actuar en su nueva película”. Su mirada, entre la inocencia y la tristeza, se convirtió en símbolo de una Italia golpeada por la posguerra.
Ladrón de bicicletas le dio la posibilidad a Enzo de actuar en otras grandes producciones, como Corazones sin fronteras (1950), de Luigi Zampa, que protagonizaron Gina Lollobrigida y Raf Vallone, o La condesa descalza (1954), de Joseph L. Mankiewicz, con Ava Gardner y Humphrey Bogart.
Pero no la pasaba tan bien actuando cuando era niño. “Era una gran molestia. De pequeño no podía jugar con mis amigos porque si me lastimaba la cara, ya no podía rodar películas”.
Su retiro del cine
Consciente de que no volvería a tener un papel tan impactante, y tal vez también cansado de un mundo al que nunca aspiró pertenecer, se retiró del cine en su adolescencia.
Así fue como, a pesar del éxito, la carrera de actor concluyó. Staiola se convirtió en profesor de matemáticas y trabajó como empleado en el catastro de Roma, llevando una vida reservada y alejada de los reflectores.
Solo volvió al cine en 1977 para un cameo en La ragazza dal pigiama giallo, filme de horror de Flavio Mogherini, con Ray Milland y Michele Placido.
Nacido el 15 de noviembre de 1939 en Roma, falleció en la misma ciudad.