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29 noviembre, 2024

¿Existe Juntos por el Cambio?

Nadie se anima a decirlo, pero Juntos por el Cambio dejó de ser una alternativa de poder, de gobierno, y quedó reducido a un sello de goma, que eventualmente puede ser reflotado por necesidades políticas de contar con un espacio dotado de muchos diputados y senadores.

Este jueves, durante la asunción de los diputados y senadores electos, quedó en claro que tanto el PRO como la UCR se constituyeron como bloques separados y no definieron ningún interbloque llamado «Juntos por el Cambio», o «Cambiemos», cuando Mauricio Macri llegó a la presidencia en 2015 de la mano del radicalismo y de la Coalición Cívica.

Desde el partido de Elisa Carrió, el primero en dar un paso al costado de JxC, surgen las voces que aseguran que la coalición opositora «ya no existe más». Admiten, por el contrario, que hay muy buena relación entre las fuerzas que dieron nacimiento a Cambiemos y a Juntos por el Cambio: el PRO, la UCR y la CC.

«La única posibilidad de reflotar Juntos por el Cambio es que nos demos un baño de realidad y entendamos que si vamos divididos, le dejamos todo servido al kirchnerismo», asegura con un crudo realismo un legislador radical.

No obstante ayer se dio un paso en Diputados para dejar atrás el experimento aliancista. Se aprobó que las conformación de las comisiones será en función del número de diputados de cada bloque, no de los espacios políticos. Por ende, la segunda fuerza detrás de Unión por la Patria es el PRO, cuyo jefe es Cristian Ritondo. Detrás quedarán los radicales bajo el mando de Rodrigo de Loredo. Ergo, probablemente el kirchnerismo cope las comisiones y el segundo grupo en importancia será amarillo, el PRO.

PRO. Cristina Ritondo, jefe del bloque de diputados del partido amarillo. Foto: REUTERS/Agustin MarcarianPRO. Cristina Ritondo, jefe del bloque de diputados del partido amarillo. Foto: REUTERS/Agustin Marcarian«No te voy a contradecir, no fue tan literal», fue la respuesta que ensayó De Loredo a una periodista de TN que planteaba que Juntos por el Cambio no existe más y que la conformación de bloques por separado, así lo confirmaban.

Pero el interés también encierra a los diez gobernadores electos por Juntos por el Cambio, de los cuales 5 son radicales, 3 del PRO y 2 peronistas disidentes. No es lo mismo negociar por separado con el gobierno de Javier Milei que viene de la mano de un fuerte ajuste -sobre todo de los fondos discrecionales como los ATN-, que hacerlo en nombre de un espacio político común. De allí que son los que más intentan darle vida a la existencia de JxC.

Lo ocurrido en Diputados no es nada más que el corolario del fracaso de Juntos por el Cambio, empezando por su cúpula: Macri, Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta, Gerardo Morales, Carrió y Miguel Pichetto.

Bajo la creencia de que era un trámite que regresaran al gobierno, todos participaron de una interna encarnizada entre Bullrich y Larreta, que no sólo contuvo un importante nivel de agresiones personales sino que por momentos parecían de fuerzas distintas y antagónicas.

UCR. Rodrigo de Loredo, jefe del bloque de la UCR. Foto: Federico López ClaroUCR. Rodrigo de Loredo, jefe del bloque de la UCR. Foto: Federico López ClaroEl camino que cada uno adoptaría también marca esa ruptura. Macri y Bullrich apoyaron a Javier Milei, con la fórmula presidencial de Juntos por el Cambio -Bullrich y Luis Petri- incorporándose al gabinete libertario. Larreta se llamó a silencio pero se manifestó opositor a Milei, al igual que María Eugenia Vidal. Morales apostó a Larreta y perdió, en algún momento pareció más cerca del candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, y terminó peleado con Macri y Bullrich. Carrió también apostó a Larreta criticando con dureza a Macri, y fue la primera en abandonar JxC. Y Pichetto busca ahora conformar otro bloque con Ricardo López Murphy, Nicolás Massot y otros peronistas desencantados con el proyecto de Juntos por el Cambio.

¿Existe la coalición Juntos por el Cambio? Hoy, no. Y de revivirla, sería sólo a los fines legislativos. Quizás en dos años, cuando sea el turno de las elecciones de medio término, sea reflotada, aunque los actores ya no serán los mismos.

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