13 febrero, 2025

Mani Pulite: Italia lo hizo, Argentina aún duda la Ficha Limpia

Analista Politico .Consultor Especializado en Comunicación Institucional y Política, Doctorando en Comunicación (Universidad Catolica Argentina) ,Magister en Comunicación y Marketing Político en la Universidad del Salvador (USAL). Postgraduate Business and Management por la Universidad de California Ext. Berkeley, EEUU. profesor Protitular en UCA Universidad Catolica Argentina.

 @ossoreina

La operación Mani Pulite marcó un antes y un después en la historia política italiana. Aquel proceso judicial de los años 90 destapó una red de sobornos y financiamiento ilegal que sacudió los cimientos de la Democracia Cristiana y el Partido Socialista. La sociedad italiana, harta de una corrupción enquistada en el poder, respaldó un proceso de limpieza que terminó con líderes políticos tras las rejas y un cambio profundo en el sistema.

En Argentina, la corrupción sigue siendo una sombra omnipresente en la política. Cada tanto, se reactiva el debate sobre Ficha Limpia, una ley que busca impedir que quienes han sido condenados por corrupción puedan presentarse a cargos públicos. La premisa es básica: si alguien robó al Estado, no debería tener la posibilidad de manejar nuevamente fondos públicos.

Sin embargo, en el Congreso, las resistencias son férreas. La resistencia no requiere demasiada especulación. En un país donde los procesos judiciales por corrupción avanzan con extrema lentitud y las condenas firmes son la excepción, una ley como Ficha Limpia pondría en jaque a una parte considerable de la dirigencia política. No solo al kirchnerismo, sino a sectores del peronismo tradicional e incluso de la oposición, donde no faltan nombres con cuentas pendientes con la Justicia.

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A diferencia de Mani Pulite, que fue un verdadero terremoto político con consecuencias directas en el sistema de partidos, en Argentina la corrupción parece estar institucionalizada como un “código de supervivencia”. Las estructuras de poder se protegen unas a otras y la impunidad sigue siendo la norma.

La corrupción no se combate solo con sanciones. También hay que atacar los mecanismos que la generan. Y ahí es donde entra en juego un segundo elemento clave: la desburocratización del Estado. Un aparato burocrático sobredimensionado, repleto de regulaciones innecesarias y trámites interminables, es el caldo de cultivo ideal para el soborno y el amiguismo, más trabas significan más oportunidades para la corrupción.

En Italia, Mani Pulite no solo sacó a la luz los sobornos, sino que dejó en claro cómo el Estado, con su maraña de intermediarios y concesiones, había fomentado un sistema donde la corrupción era prácticamente un requisito para hacer negocios. En Argentina, esa realidad no es diferente.

Si realmente se quisiera combatir la corrupción, habría que actuar en dos frentes simultáneamente: una Ficha Limpia real, que impida que condenados por corrupción vuelvan a ocupar cargos públicos, y una desregulación profunda, que elimine las trabas burocráticas que alimentan el circuito de coimas y favores.

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La clave del éxito en Italia fue la presión social. Mani Pulite se convirtió en un fenómeno imparable porque la ciudadanía exigió respuestas y apoyó a la Justicia en su cruzada contra la corrupción. En Argentina, esa presión aún es intermitente ya que la Justicia no tiene buena credibilidad de dar sentencia sin interferencia (los jueces tienen muchos amigos políticos que impulsan su carrera).

Aunque la indignación contra la corrupción es alta, la fragmentación política y la falta de confianza en las instituciones hacen que el cambio se vea lejano. Sin un reclamo ciudadano sostenido, la dirigencia política seguirá bloqueando cualquier intento de reforma seria. Mani Pulite transformó a Italia porque el país entendió que la impunidad no podía seguir siendo la norma. Argentina sigue esperando su momento de quiebre.

Si Ficha Limpia puede aprobarse en el Senado, la sociedad sentirá que la política se pone de su lado. Si no, la sociedad argentina dará respuesta a dar la pelea en las próximas elecciones para que la corrupción deje de ser un mal inevitable.

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