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29 noviembre, 2024

Los siete días locos de Javier Milei

Sábado 18 de noviembre. Ya de noche. Faltaban pocas horas para los comicios donde se iba a votar al nuevo Presidente de la Nación. El celular de Javier Milei recibió un chat, no era uno más de los cientos que leyó ese día:

-¡Mañana va a ser Presidente!-, le escribió alguien que conoce y creía informado.

Él respondió:

– Ojalá.

Y entonces:

– Una encuesta de las que no fallan dicen que ganás 53 a 48.

Milei observó al instante:

– Eso no suma. Da 101 %.

Tenía razón. En rigor, quien le mandó el mensaje, efectivamente con números de un sondeo preciso –porque que los hay, los hay-, se había quizás apurado a escribir un cálculo simple:

– Perdón. Me dicen que es 53,7 % a 46,3 %.

Milei le explicó, como lo hizo con casi todos los que lo consultaron al día siguiente, mientras ya se sucedían las elecciones históricas en las que arrasaría a su rival Sergio Massa, que no diría nada hasta que no se conocieran los números oficiales. Usaba así el método de uno de sus referentes de vida, el ex director técnico Carlos Salvador Bilardo. El pragmatismo total.

Milei vivió desde entonces siete días muy “locos”, particulares, muy al estilo de la política nacional.

Su sueño es realidad.

Las “locuras” que experimentó Milei empezaron, en rigor, el día anterior a los comicios. Sentado en un palco del Teatro Colón junto a su pareja, Fátima Florez, fue abucheado durante breves minutos por algunos de los presentes que habían ido, como él, a disfrutar la ópera Madame Butterfly, de Puccini.

El episodio sucedió rápido. El aún candidato recibió más apoyos que reproches.

Pero hubo escenas efímeras notables. Dos hombres sentados en las butacas de la platea, vestidos de traje y que habían abonado cincuenta mil pesos por sus asientos, casi dirimen sus diferencias políticas conocidas en el momento a las piñas. Se lanzaron manotazos entre sí pero solo le pegaron al aire.

Desde las entrañas de la orquesta se dio otra escena delirante. El trompetista del Colón, y no el violinista como trascendió en un principio, tocó los primeros acordes de la marcha peronista. Poco, y mucho.

Milei durmió esa noche en el lugar que adoptó para continuar su vida tras haberlo usado como búnker de campaña por la Libertad Avanza en las elecciones generales del domingo 22 de octubre. El Hotel Libertador. Desde entonces se mudó allí y sigue siendo el centro de operaciones del diseño del nuevo poder libertario. “Es así, no tenemos oficinas”, se ríe uno de los hombres que más quiere a Milei y que más lo conoce: “Es muy disfuncional, pero no nos importa”.

Milei pasó todo el domingo en el que fue electo Presidente sin que nadie de su equipo entrase a su habitación. Sus asesores más cercanos lo esperaron para festejar el triunfo en el subsuelo del hotel.

Ese día solo entraron a ese ambiente reservado Mauricio Macri, Patricia Bullrich y otros dirigentes del PRO que llegaron pasados los discursos y los festejos.

Como trascendió, Macri entró en tensión con LLA porque esperaba más lugares de los confirmados para la dirigencia del PRO. Aunque Bullrich sería parte del Gabinete, y sea ella la que también enfrenta una avanzada del ex presidente sobre la gestión de Milei que la fastidió, según contaron fuentes que conocen esa trama.

El Presidente electo pasó a recibir en su celular chats de miles de personas. Miles. Conocidos y desconocidos.

Los días alucinados del nuevo país empezaron ni bien se inició esta semana.

Aun sin dormir, cuando despuntaba el alba del lunes 20 pasado, Milei habló por Radio Mitre. Adelantó alguna de sus políticas sobre empresas públicas que reveló que privatizaría, como YPF. Y contó en esa entrevista algunos de los nombres de quienes lo acompañarían en el Gobierno en puestos claves.

Fue el principio de diversos enredos, tal vez generados adrede, sobre quiénes integrarán su Gabinete y otros funcionarios de relevancia.

Desde ese momento hasta ayer mismo a la noche, los ministros y otros cargos jerárquicos y claves del Gobierno de Milei varían. Los cambios de último momento se dan incluso en los organismos que el nuevo Presidente conoce: aquellos vinculados a la Economía.

Ayer se conoció que Demián Reidel no será el nuevo presidente del Banco Central, algo que había sido supuestamente confirmado días anteriores por fuentes de La Libertad Avanza. Reidel fue el sucesor fugaz de quien había sido mencionado por el propio Milei como flamante titular del BCRA: Emilio Ocampo.

El supuesto nuevo jefe del Palacio de Hacienda también varió con el paso de los días. Finalmente se consensuó que sería Luis “Toto” Caputo. Ya trabaja como si estuviera confirmado en ese rol.

El Gabinete de Milei ya tiene hombres y mujeres confirmados, pero otros salen y entran de tal modo que da la sensación de que cualquier cosa podría ocurrir.

El caso más emblemático de ida y vuelta tal vez haya sido el de la candidata de LLA a gobernadora de Buenos Aires, Carolina Píparo, quien fue confirmada como nueva titular de ANSES por el propio Milei.

Píparo, licenciada en Trabajo Social, y magister en criminología, entre otros títulos, se enteró de modo sorpresivo de que no ocuparía el puesto que le habían confirmado.

El cambio se habría desatado tras un llamado que recibió Milei de parte de su supuesta ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, quien se comunicó con su jefe para exigirle que Píparo no asuma en la ANSES mientras tomaba sol en bikini en el parque de su casa, revelaron fuentes libertarias.

Píparo fue reemplazada por el cordobés Osvaldo Giordano.

El viernes, Píparo se reunió con Milei en el Libertador. No se conoce qué lugar ocupará en el Gobierno.

Otra duda: ¿Será Guillermo Ferraro confirmado como ministro de Infraestructura, Minería, Transporte y Energía?

El martes, Milei entró en la Quinta de Olivos para entrevistarse con el presidente saliente, Alberto Fernández. Camino al lugar, pasó a buscar a quien será su jefe de Gabinete, Nicolás Posse. Se bajó del auto y saludó a gente que lo aplaudía.

Fernández le pidió a Milei que reiniciará una nueva relación con el brasileño Lula da Silva, a quien había criticado. Es probable que el actual embajador en Brasil, Daniel Scioli, continúe en ese puesto en la gestión libertaria.

Milei llegó a Olivos y lo primero que preguntó es dónde estaba Dylan, el perro de Fernández. Lo conoció. Los canes ocuparon un lugar central en la campaña.

Milei sorprendió al Jefe de Estado describiéndose como “peronista”, y especificó: “Soy menemista”. En un momento ambos visitaron el lugar de la residencia donde viven varias parejas de conejos. Escenas “locas”.

El actual Presidente dijo después que sintió que Milei lo había escuchado. También reveló, por primera vez, que con su vice, Cristina Kirchner, está “enfrentado”. Nunca lo había dicho de modo tan directo.

La comunicación entre el hombre de ultraderecha, Milei, a quien hasta denunció en los tribunales, es mejor que la que tiene con quien lo ungió como candidato a Jefe de Estado.

El poder cambió en la Argentina.

El elegido como ministro del Interior de Milei, Guillermo Francos, hasta mantuvo una comunicación con el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, quien había prometido que renunciaría a su puesto si ganaban los libertarios. Los riojanos afirman, en broma, que Quintela dimitió: “Pero ha asumido de nuevo él mismo”.

Habrá más novedades de este estilo. Y otras, más profundas y duraderas.

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