Luis Miguel en Argentina: todo sobre el impecable primer show de su maratón de recitales en el país

Siempre se dice que llegar a la cima es fácil, y que lo difícil es mantenerse. Para Luis Miguel, ambos desafíos parecen sencillos: llegó al éxito siendo adolescente en los años ’80 y ahora acaba de demostrar su vigencia con un espectacular recital en el estadio Movistar Arena.

Pandemia mediante, hace casi un lustro que no pisaba un escenario, y eligió Argentina como el país para dar el puntapié inicial a una gira mundial que luego se desarrollará por Chile, Estados Unidos y México. La enorme expectativa por verlo se tradujo en localidades agotadas en tiempo récord, aquí, allá y en todas partes.

Visiblemente más flaco, Luis Miguel ratificó su talento y popularidad en su debut de la nueva gira. Foto: Martín Bonetto.

Visiblemente más flaco, Luis Miguel ratificó su talento y popularidad en su debut de la nueva gira. Foto: Martín Bonetto.

Cómo fue el debut

En la noche del jueves se llevó a cabo la primera de diez fechas en el estadio cerrado Movistar Arena, cuya zona aledaña se vio invadida desde temprano por fans de todas las edades y vendedores de merchandising de todo tipo.

El show arrancó a las 21 en punto, con una introducción musical de la banda (integrada por tres coristas, cinco vientos, dos tecladistas, guitarrista, bajista, percusionista y baterista), mientras, se proyectaban imágenes de toda la carrera del “Sol de México”. Enseguida entró el astro y cantó Será que no me amas. La audiencia de quince mil personas explotó de emoción y euforia, dándole la bienvenida.

Una gigantesca pantalla de video magnificó cada detalle del astro mexicano en vivo, además de presentar algunas proyecciones, fotos viejas y videoclips de su carrera. Foto: Martín Bonetto.

Una gigantesca pantalla de video magnificó cada detalle del astro mexicano en vivo, además de presentar algunas proyecciones, fotos viejas y videoclips de su carrera. Foto: Martín Bonetto.
Visiblemente más flaco, con riguroso traje negro y corbata al tono sobre una camisa blanca, Luis Miguel no paró de sonreír y saludar a su público entre una canción y otra. A pedido suyo, el escenario fue especialmente bajo para que pudiera estar cerca de la gente, a la que le habían repartido pulseras luminosas al estilo Coldplay.

La puesta incluyó una gigantesca pantalla -más grande que las habituales- y varias medianas para que todos pudieran ver cada detalle de Luismi cantando y haciendo sus gestos, cortes y quebradas. ¿El sonido? Perfecto, sin fallas y con una mezcla hi-fi. Y una iluminación majestuosa.

Siguieron más éxitos: Suave y el primer lento romántico, Culpable o no (Miénteme como siempre) y Hasta que me olvides, que fue reconocida en el primer acorde por todo el estadio, que la cantó a los gritos.

También sobresalieron los impecables arreglos de Dame, dignos de Quincy Jones, y ahí se sumó una sección de doce cuerdas. Y cuando cantó La puerta se proyectó una imagen del famoso monumento de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres.

Transcurrida la primera hora de show, después de No sé tu saludó con apretones de mano a la gente de las primeras filas y pareció que iba a hablar, pero no: se puso a cantar Como yo te amé y Somos novios. Curioso: con casi dos horas y media de concierto, no le habló en ningún momento a la gente.

Un show dividido en capítulos

Con la proyección de un cartel con la palabra «Tangos» (tal como antes se leía «Boleros») se lució con Por una cabeza mientras una pareja bailaba y tocaba un bandoneonista. Siguieron Volver, Uno y El día que me quieras.

Luis Miguel dio un show impecable, aunque en casi dos horas y media de concierto, no le habló en ningún momento a la gente. Foto: Martín Bonetto.

Luis Miguel dio un show impecable, aunque en casi dos horas y media de concierto, no le habló en ningún momento a la gente. Foto: Martín Bonetto.
El siguiente tramo se tituló «Duetos», con la voz de Michael Jackson en Smile-Sonríe; y la de Frank Sinatra en Come Fly with Me.

El concierto siguió con más clásicos, por ejemplo Fría como el viento, Te necesito y Entrégate.

Luego llegó el tramo «Mariachis», con 14 músicos con sus enormes sombreros mexicanos, que se sumaron a Luis Miguel en temas como La fiesta del mariachi, donde quedó en mangas de camisa negra y chaleco.

Finalmente, el cartel anunció el capítulo «Pop», donde sobresalieron las interpretaciones de Quiero, Qué nivel de mujer, la power-ballad No me puedes dejar así y La incondicional.

El gran final

En total se vendieron 150 mil entradas en Buenos Aires para evr a Luis Miguel en vivo en el Movistar Arena. Foto: Martín Bonetto.

En total se vendieron 150 mil entradas en Buenos Aires para evr a Luis Miguel en vivo en el Movistar Arena. Foto: Martín Bonetto.
Antes del último enganchado de hits no faltaron los globos gigantes entre el público y el despliegue del circular piano 360 del tecladista, justo antes de Ahora te puedes marchar, La chica del bikini azul, Isabel y Cuando calienta el sol.

​Hubo lluvia de papelitos y el cierre con su versión de Cucurrucucu paloma, donde un dron lo filmó de cerca antes de volar por encima de toda la platea.

El público, claramente con mayoría femenina, no podía creer la sucesión de hits y el entusiasmo desbordante del protagonista de la noche, que desplegó todo su caudal vocal para recrear una gema tras otra de su repertorio.

A los 53 años y con 40 de carrera, el mexicano volvió a demostrar por qué es una de las máximas figuras de la música en español, con seguidores de siempre y una nueva generación de fans que lo descubrieron gracias a la popular serie en Netflix sobre su vida.

Se retiró del escenario visiblemente satisfecho y feliz, tanto como las 15 mil personas que disfrutaron de lo que sin dudas fue uno de los grandes acontecimientos musicales del año.

MFB

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