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6 octubre, 2024

Quién era Nicolás Gilad Gil Pereg, el israelí que mató a su madre y su tía y se creyó gato hasta su muerte

Maullaba, comía alimento para gatos, no quería usar el inodoro y defecaba en el suelo. Ese era el comportamiento del exsoldado israelí, Nicolás Gilad Gil Pereg (43) cuando fue detenido y alojado en la alcaidía de Mendoza, por el doble femicidio de su madre y su tía, con las que tenía una disputa por la herencia y las cuantiosas deudas que tenía.

El noviembre de 2022 fue declarado culpable de los asesinatos. Recibió la pena de prisión perpetua y fue trasladado del penal al neuropsiquiátrico El Sauce, donde en la noche del domingo, falleció por una descompensación.

«Su salud estaba muy deteriorada por el encierro y el tratamiento con neurpsicóticos. Vamos a esperar el resultado de la autopsia «, dijo su abogado Maximiliano Legrand.

Y contó el defensor que ya le avisó a la familia de Gil Pereg en Israel, pero que no cree que reclamen algo más por su muerte, porque «han tenido una conducta de distanciamiento y no han querido visitarlo ni hablar con él».

Su pasado

Su nombre era Gilad, pero al llegar a Mendoza, lo cambió por Nicolás y así lo conocían en Rodeo de la Cruz y Villa Nueva, dos de las localidades mendocinas que frecuentó y donde compró un terreno baldío frente al cementerio público del municipio de Guaymallén.

Nicolás Gil Pereg, el hombre que se creía gato y fue condenado por matar a su madre y a su tía en Mendoza.Nicolás Gil Pereg, el hombre que se creía gato y fue condenado por matar a su madre y a su tía en Mendoza.Allí cometió los femicidios y enterró los cuerpos de su madre, una funcionaria del ente recaudador israelí, y de su tía, profesora de Microbiología en la Universidad de Nueva Inglaterra, que habían llegado de visita en 2019.

En ese terreno frente al cementerio había construido una precaria casa de ladrillos y cemento, a medio terminar, y había un par de canchas de fútbol 5 y pádel en construcción, que nunca terminó porque aseguró que fue víctima de una estafa de inversores locales con los que pensaba poner un centro deportivo.

Medía 2,05 metros de altura y llevaba el pelo con rastas. Antes de cometer los crímenes, se había rapado, porque dijo que a su mamá «no le gustaba que llevara barba y pelo largo».

En Israel se había graduado de ingeniero electrónico y contó que había participado de conflictos armados cuando integró el Ejército israelí. A la Argentina llegó en diciembre 2007, después de desertar. En Mendoza se dedicó a prestar dinero.

Nicolás Gil Pereg, el hombre que se creía gato y fue condenado por matar a su madre y a su tía en Mendoza.Nicolás Gil Pereg, el hombre que se creía gato y fue condenado por matar a su madre y a su tía en Mendoza.

Obsesión por los gatos

Convivía con más de 30 gatos y cuatro perros, a los que tenía en malas condiciones de alimentación y rodeado de basura y excremento. Cuando en 2019 la Justicia allanó su casa en busca de las mujeres desaparecidas, descubrieron la imagen de varios cadáveres de gatos desecados cerca de una parrilla.

“Son mis hijos”, repetía Gil Pereg cuando quisieron alejarlo de sus gatos, que fueron entregados al cuidado de una ong protectora de animales. Desde que fue detenido, en varias audiencias y en su celda, imitaba a sus animales: ronroneaba y maullaba como un gato.

Era un ermitaño, no tenía pareja ni amigos. A pesar de su aspecto desaliñado, por momentos sucio, y siempre vestido de bermuda, remera y ojotas (aún en invierno), que describieron sus vecinos, Gil Pereg escondía una doble personalidad.

Varios testigos en el juicio contaron que el ingeniero israelí era un “hombre de negocios” y se ganaba la vida como “financista”. Había denunciado a un arquitecto por estafa ante el tribunal profesional porque dijo que lo engañó con las obras de las canchas de fútbol 5 y pádel en el predio donde vivía.

Pero su comportamiento en al sala era otro, se mostraba desorientado. Ingresó al juicio maullando y decía haber adoptado el comportamiento de sus mascotas, después de ser acusado del doble femicidio.

Señor Gilad Pereg ¿este es su nombre?», fue la primera pregunta que le formuló la jueza técnica Laura Guajardo, a lo que el acusado respondió: «Miau, miau».

El psiquiatra de casos penales Mariano Castex, quien fue perito de la defensa en el juicio, sostuvo que el israelí tenía una parafrenia.»Padece un delirio de transformación corporal, un hombre que se cree animal”, detalló. Y recordó que hay un solo caso documentado, de un hombre que se creía perro, en el Borda.

En 2019, Castex analizó la personalidad de Gil Pereg, durante una entrevista en la cárcel, que duró cerca de dos horas. “Transmitía toda la sensación del gato. Se afirma gato pero actúa como persona”, dijo el siquiatra.

El fiscal Fernando Guzzo insistió en su alegato que el crimen fue “cometido con plena comprensión del acto”, aunque admitió que Pereg tiene una patología mental. “Esa patología no lo vuelve inimputable, ni lo privó del juicio crítico para comprender la criminalidad de sus actos”, precisó el fiscal.

El jurado popular coincidió con los acusadores. “Gil Pereg comprende y sabe perfectamente lo que hace. Es lúcido, tiene juicio crítico conservado, diferencia el bien y el mal, es narcisista, nunca se comportó como gato ni maullaba, y cuando quiere algo, demanda, exige, negocia y amenaza”, según fundamentó la fiscalía.

Los crímenes

Gil Pereg quiso hacer pasar la desaparición de sus familiares como un caso de inseguridad y mintió durante toda la investigación inicial.

Muestras de ADN halladas en su remera y en una bolsa de cemento en el patio de su casa fueron la punta del ovillo para encontrar los cuerpos, el 26 de enero de 2020. Estaban enterrados en una habitación de su casa, frente al cementerio de Guaymallén, en el Gran Mendoza.

Los fiscales Fernando Guzzo y Claudia Ríos pudieron demostrar cómo el acusado mintió desde el inicio de la investigación: denunció la desaparición de sus familiares, a quienes que se buscó durante varios días y hasta acompañó a la policía a lugares donde se creía podían estar, pero era el asesino.

Sus abogados, Maximiliano Legrand, Lautaro Brachetta y Sebastián Garro, intentaron convencer al jurado popular de que Gil Pereg tuvo un brote psicótico cuando cometió el hecho y no comprendía la criminalidad del acto. No lo lograron. Fue condenado a prisión perpetua.

La propiedad donde se cometieron los crímenes y que era la casa de Gil Pereg, estaba inscripta a nombre de su madre Phyria Saroussy, una de las víctimas. Luego de la condena, la vivienda y el predio quedaron a nombre de los hermanos de Gilad, quienes nunca quisieron visitarlo en al cárcel y manifestaron la intención de vender el terreno.

SC

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