POLÍTICA
Ojalá esta medida no sea revertida y se replique en más repartición del elefante Estado.
En tiempos donde el gasto público desbordado ahoga a los contribuyentes y asfixia las oportunidades de desarrollo, el caso de Cerro Largo vuelve a poner sobre la mesa una discusión clave: el tamaño del Estado y su impacto sobre la sociedad productiva. El intendente electo, Christian Morel, anunció el cese de unos 300 funcionarios municipales, una decisión que, más allá de los nombres propios, expone un problema estructural: el exceso de personal en las intendencias y el peso insoportable del denominado “rubro cero” (sueldos y cargas sociales).
No es una novedad que las intendencias del interior, como tantas otras reparticiones estatales, han funcionado durante décadas como refugio de un clientelismo que poco o nada aporta al bien común. Lo notable del anuncio es que incluso la presidenta de Adeom, sindicato que históricamente defiende a ultranza el status quo burocrático, reconoció que el gasto en salarios está desbordado. Cuando hasta los sindicatos comienzan a admitir la evidencia, es claro que el Estado ha crecido más allá de lo razonable.
Quizás también te interese conocer un episodio revelador de la historia reciente
El ajuste, aunque doloroso para quienes perderán su puesto, es imprescindible si se quiere liberar recursos para lo que realmente importa: infraestructura, servicios de calidad y alivio fiscal para los vecinos que sostienen con su esfuerzo cada peso que la Intendencia gasta. Porque un Estado que se limita a engordar su propia maquinaria es un freno al progreso, y no su motor.
Por otro lado, el anuncio de Morel sobre la extensión del uso obligatorio del casco en la capital departamental toca un aspecto donde el Estado sí tiene un rol legítimo: proteger la vida y la integridad de las personas en situaciones donde el daño se extiende a terceros o a los recursos colectivos (como la salud pública). Promover el uso del casco no es una intromisión arbitraria, sino una política razonable para reducir costos sociales y humanos derivados de la siniestralidad vial.
Quizás también te interese un análisis sobre los límites de la socialdemocracia
La situación de Cerro Largo debería invitar a una reflexión más amplia: ¿cuánto mejoraría la calidad de vida de los uruguayos si el aparato estatal dejara de ser un obstáculo y se convirtiera en un socio discreto, eficiente y austero? La respuesta no depende de un intendente, ni de un partido. Depende de un cambio cultural que empiece a valorar la libertad individual, la responsabilidad personal y el respeto por el esfuerzo ajeno.
Quizás también te interese una bitácora sobre las promesas y realidades de un gobierno reciente
➡️ Política
Más noticias: