Su agenda es una larga lista de discursos, misas y visitas de jefes de Estado, pero ahora el Papa Francisco, que regresó al Vaticano este domingo después de 37 días internado en el hospital Gemelli de Roma, tendrá que poner todo eso en espera.
Luciendo cansado y desgastado, el líder de la iglesia católica saludó a una multitud afuera del hospital Gemelli desde un balcón, la primera vez que se le vio en público desde que fue hospitalizado el 14 de febrero.
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El pontífice salió en un Fiat 500 L blanco llevando con una cánula, un tubo de plástico metido en sus fosas nasales que suministra oxígeno, una indicación de la continua fragilidad de su salud.
Desde el hospital, el Papa se dirigió a Santa Maria Maggiore, la iglesia de Roma donde se detiene para rezar antes y después de los viajes, donde dejó en el altar el ramo de rosas amarillas que había visto desde el balcón de su hospital.
Francisco, de 88 años, es el jefe de unos 1.400 millones de católicos en todo el mundo, así como líder en el Vaticano, una pequeña ciudad-estado amurallada en medio de Roma, y el país más pequeño del mundo.
Desde su elección en 2013, el argentino -que nunca se toma vacaciones– siguió una agenda frenética que se negó repetidamente a reducir, a pesar de su avanzada edad y las advertencias de los médicos para que vaya más despacio.
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Pero después de casi morir dos veces durante esta hospitalización, la más larga en sus 12 años de papado, los médicos le ordenaron a Francisco que se someta a un período de reposo de dos meses antes de volver a la vida normal.
Ahora el Vaticano entra en una nueva fase, con el Papa a salvo en casa, pero con la prohibición de llevar a cabo sus compromisos habituales.
La casa de huéspedes de Santa Marta, donde Francisco eligió vivir en lugar de los lujosos apartamentos papales, fue adaptada para sus necesidades médicas y tendrá un equipo médico a mano.
El Papa, que ya sufría una serie de problemas de salud, fue internado por una severa bronquitis pero su salud se vio debilitada por una neumonía en ambos pulmones.
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El uso prolongado de oxígeno de alta intensidad en el hospital le secó la garganta y ahora tiene dificultades para hablar, lo que significa que tendrá que continuar con la terapia respiratoria en casa.
Además de pronunciar homilías durante las misas, el papa habla en una audiencia general todos los miércoles, algo que es poco probable que pueda hacer durante varias semanas.
Sus médicos le aconsejaron que no se reúna con grupos de personas, para limitar el riesgo de infecciones, por lo que mezclarse con multitudes de fieles y besar a los bebés está prohibido, al igual que las visitas de jefes de Estado y de Gobierno.
Eso deja un signo de interrogación en particular sobre una visita del rey Carlos III y la reina Camilla, que ha sido anunciada por el Palacio de Buckingham para el 8 de abril, pero que aún no ha sido confirmada por el Vaticano.
El Vaticano no sabe si el Papa estará lo suficientemente bien como para visitar Turquía a finales de mayo. Tampoco está claro si participará en eventos religiosos previos a la Pascua, el período más sagrado del calendario cristiano.
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Es probable que las restricciones a sus actividades frustren a Francisco, quien siente un placer evidente al interactuar con su rebaño y cuya agenda incluyó muchos eventos para conmemorar el Jubileo, un Año Santo para la Iglesia Católica.
Francisco es un papa amigable con los medios de comunicación, a menudo posando alegremente para selfies con peregrinos, pero al menos por un tiempo los fieles tendrán que acostumbrarse a verlo menos en público.
Sin embargo, se espera que vuelva a trabajar más discretamente, como firmar documentos y nombrar obispos, lo que hacía a cuentagotas desde su cama de hospital.
Esta fue la cuarta y más larga estadía del papa en el hospital desde que se convirtió en jefe de los casi 1.400 millones de católicos del mundo en 2013, y la más tensa.
Francisco, a quien le extirparon parte de un pulmón cuando era joven, sufrió dos veces momentos “muy críticos” en el último mes en los que su vida estuvo en peligro, dijeron sus médicos, al tiempo que subrayaron que seguía consciente.
A pesar de que el Vaticano emitió boletines dos veces al día durante gran parte de su estadía en el hospital, la ausencia del papa de la vista pública provocó especulaciones de que incluso podría haber muerto.
ds