Los dispositivos de Apple atraviesan pruebas ambientales y mecánicas antes de salir al mercado. El objetivo es garantizar su resistencia y durabilidad en cualquier parte del mundo.
Counterpoint Research fue parte de un recorrido exclusivo por este laboratorio, donde se aplican ensayos que simulan humedad, calor, polvo y caídas sobre el iPhone.
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Pruebas de clima extremo y resistencia ambiental
En una de las salas se recrean condiciones como las del desierto de Arizona, para evaluar cómo el polvo afecta al puerto de carga o a los altavoces.
También se simulan lluvias intensas y ambientes salinos por más de 100 horas seguidas. Estas pruebas son clave para obtener certificaciones como IPX5 o IPX6.
Inmersión, presión y líquidos de uso cotidiano
Los productos se exponen a chorros de agua a presión y se sumergen en tanques que simulan profundidades de hasta 6 metros, alcanzando niveles como IPX7 e IPX8.
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Incluso se testean con perfumes, jugos, gaseosas y protector solar para imitar situaciones reales de uso.
Caídas accidentales
Según datos de Counterpoint, las caídas son una de las tres razones más comunes por las que se repara un dispositivo.
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Apple simula este tipo de accidentes con robots que dejan caer los equipos desde distintos ángulos sobre superficies como asfalto y granito.
Vibración y transporte
Una vez superadas las pruebas de impacto, los dispositivos son sometidos a ensayos de vibración que imitan el transporte diario.
Se fijan sobre placas metálicas y se los somete a diferentes intensidades para verificar que no sufran daños en movimiento.
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Durabilidad vs reparabilidad
Uno de los puntos destacados por Counterpoint es que, si bien los productos de Apple son duraderos, eso no implica que sean fáciles de reparar.
La firma también valoró la obsesión por los detalles que Apple demuestra en cada una de sus pruebas.