Sam Altman, la cara visible de OpenAI, que lanzó la plataforma de inteligencia artificial generativa ChatGPT, se convirtió en un abrir y cerrar de ojos en una figura de primer orden en Silicon Valley, antes de ser fulminado el viernes como jefe de la empresa.
La noticia de su cese tomó por sorpresa a Silicon Valley, ya que Altman, de 38 años, había sido reconocido como pionero y una de las figuras más destacadas de la IA. Entre las distintas teorías que se manejan sobre su salida, el temperamento de Altman encabeza la lista.
En un post en X, el gurú tecnológico dijo que su paso por OpenAI había transformado «el mundo» y a él como persona. Altman, junto con el jefe de Tesla, Elon Musk, y otros, puso en marcha en 2015 OpenAI, una empresa de investigación con el objetivo declarado de desarrollar tecnología de IA generativa para beneficio de la humanidad.
«El progreso tecnológico que hagamos en los próximos 100 años será mucho mayor que todo lo que hemos hecho desde que controlamos el fuego e inventamos la rueda«, dijo Altman en una entrada de blog en 2021.
Un emprendedor nato
Sam Altman, fundador de OpenAI. Foto ReutersNacido en 1985, Altman creció en un suburbio de San Luis, donde tuvo su primer ordenador a los ocho años, según un perfil publicado en el New Yorker en 2016. Las computadoras y el acceso a una comunidad en línea, reconoció a la revista Esquire, le ayudaron a sobrellevar su homosexualidad en una zona conservadora del país.
Como tantas figuras de la tecnología antes que él, Altman abandonó la Universidad de Stanford para fundar una empresa, Loopt, que permitía a los usuarios de teléfonos inteligentes compartir su localización.
Loopt fue adquirida en 2012 por 43.4 millones de dólares, una operación que le abrió las puertas de Silicon Valley. Se tomó un año sabático durante el cual leyó decenas de libros sobre materias que le interesaban. Durante ese tiempo habló mucho de ingeniería nuclear, biología sintética, inversiones e inteligencia artificial. «Se plantaron las semillas de cosas que posteriormente funcionaron», dijo.
En 2014, Altman se convirtió en presidente de Y Combinator, una «aceleradora» que ofrece a las startups orientación y financiación a cambio de un porcentaje de las empresas.
«Y Combinator», un paso clave
Aceleradora de proyectos. Foto ReutersAltman amplió la estrategia de inversión de Y Combinator más allá de las startups de software a la biotecnología, la energía y otros campos.
«Piensa deprisa y habla deprisa; es intenso, pero en el buen sentido«, afirma Derek Greenfield, fundador de Industrial Microbes, que conoció a este emprendedor cuando su empresa de biotecnología estaba recibiendo apoyo de Y Combinator.
Greenfield recuerda que Altman siempre vestía de manera informal, a veces con camiseta y pantalones cortos. «Tenía los pies en la tierra».
Abandonó Y Combinator para centrarse en la IA a pesar de los temidos riesgos. «Es un pensador muy profundo que está increíblemente centrado en hacer las cosas bien», dijo Jeremy Goldman, director senior de marketing y comercio de Insider Intelligence.
Altman afirma que la combinación de inteligencia artificial, robótica y energía puede permitir que las máquinas hagan todo el trabajo y proporcionar una «renta básica» a los adultos de toda la sociedad.
«Un gran futuro no es complicado: necesitamos tecnología para crear más riqueza y políticas para distribuirla de forma justa», escribió Altman en un blog. «Todo lo necesario será barato, y todo el mundo tendrá dinero suficiente para poder permitírselo».
El futuro “sobreviviente”
Altman dijo al New Yorker que era un «prepper«, alguien que tiene instalaciones y suministros para sobrevivir a un desastre apocalíptico. En una entrada de su blog, Altman afirma que el último día de diciembre escribe una lista de cosas que quiere hacer el año que viene.
Entre sus inversiones figuran empresas de nueva creación que trabajan en la energía de fusión y la prolongación de la vida humana. «Soy muy optimista», afirmó en un podcast con Chris Anderson, cabeza de TED.
«Siempre es fácil condenarse y pensar en lo mal que están las cosas», añadió Altman, «pero las cosas buenas son realmente buenas y están mejorando mucho«.
Altman testificó ante el Congreso de Estados Unidos y ha hablado con jefes de Estado sobre la IA mientras aumenta la presión para regular esta tecnología, en el punto de mira por su posible uso en armas biológicas y en las campañas de desinformación.
Horas antes de ser despedido, declaró a la AFP, al margen del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico celebrado en San Francisco, que no siempre podemos predecir el futuro. «Lo peligroso… son todas las novedades, las incógnitas conocidas, las incógnitas desconocidas que van a surgir», afirmó.
OpenAI, el santo grial de Silicon Valley del momento
Chat GPT tomó al mundo por asalto. Foto ReutersFundada a finales de 2015, OpenAI ha contado desde el principio con el apoyo financiero de importantes empresarios como el cofundador de LinkedIn, Reid Hoffman, el inversor Peter Thiel y Elon Musk.
Altman ayudó a fundar la empresa en 2015, inicialmente como una organización sin fines de lucro con una dotación de 1.000 millones de dólares de patrocinadores de alto nivel como Elon Musk, Peter Thiel y Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn.
Altman y Musk actuaron como copresidentes con el objetivo de «hacer avanzar la inteligencia digital de la manera que tenga más probabilidades de beneficiar a la humanidad en su conjunto, sin limitaciones por la necesidad de generar un rendimiento financiero». En 2019, sin embargo, OpenAI se reconfiguró en torno a un modelo de «beneficio limitado» con Altman como CEO.
La empresa está financiada por Microsoft, que ha invertido en ella miles de millones de dólares y ha integrado la tecnología en sus propios productos, como por ejemplo el motor de búsqueda Bing.
En un comunicado, el gigante de la informática afirmó que su compromiso con OpenAi es de largo plazo y apoyará a Mira Murati y a su equipo para «aportar una nueva era de inteligencia artificial a los usuarios».
Desde que salió la primera versión de Chat GPT el 30 de noviembre de 2022, millones de personas lo han utilizado para escribir mensajes, pedir una receta de cocina o inventar una historia para contarles a sus hijos.
Con el lanzamiento de Chat GPT, comenzó la carrera por la inteligencia artificial, enfrentando a gigantes como Amazon, Google, Microsoft y Meta.
Considerada una revolución comparable a la llegada de internet, la inteligencia artificial generativa puede crear ideas, contenidos, imágenes y sonidos.
Pese a su éxito, Chat GPT y otras interfaces de este tipo suscitan preocupaciones sobre los peligros para la democracia (a través de una desinformación masiva) o el empleo.
Altman ha comparecido ante el Congreso de Estados Unidos y hablado con jefes de Estado sobre esta tecnología y los temores que genera.